Paseo Peatonal en la sexta cuadra de
Pizarro. Un camión estacionado contra el tráfico. A pocos metros, un agente de seguridad ciudadana...
Es posible que no exista un proyecto municipal más antiguo que el Paseo Peatonal del jirón Pizarro de la ciudad de Trujillo.
Gestado en la década del ochenta, apenas logró concretarse en la cuadra comprendida entre Colón y Estete, que converge con la plazuela del Recreo.
La idea fundamental de sus impulsores fue dotar a ciudad de una zona comercial con pequeños árboles, bancas y restaurantes que podrían colocar sus mesas en las áreas adyacentes.
Por ese céntrico lugar, libre de todo tipo de tránsito vehicular, incluyendo las bicicletas, la gente podría caminar tranquilamente y sin mayores sobresaltos.
Tal como ocurre en los tradicionales bulevares de numerosas ciudades europeas o en áreas financieras de las grandes metrópolis donde, incluso, toda la parte superior está techada de un extremo a otro de la vereda.
Allí se han instalado vitrales o simplemente placas de policarbonato que protege de los rayos ultravioletas del Sol.
Ni que decir de la iluminación de neón intenso que emerge de todos lados creado escenarios que muchas veces son utilizados para rodar películas.
Bueno. Dejemos de soñar y volvamos a nuestra realidad. Algo así se pensó hacer en nuestra urbe.
Y fue una promesa de la actual gestión edilicia, que empezó suspendiendo la circulación de automotores en las horas de mayor concurrencia.
Para que no hubiera mayores problemas, se coordinó con Sedalib que procedió al cambio del antiguo sistema de alcantarillado.
Sin embargo, por razones inexplicables, todo quedó allí y, pese a la vigencia de la prohibición, quienes caminan por el lugar son sorprendidos de repente por un imprudente ciclista que circula contra el tránsito o el bocinazo de un auto cuyo piloto tiene permiso para ingresar.
Actualmente, el trayecto es aprovechado al máximo por los motociclistas y choferes inescrupulosos que hasta se dan el lujo de estacionase en sentido opuesto al establecido, sin ser sancionados.
Durante este período de caos vehicular, debe gestionarse ampliar las atribuciones de los agentes de seguridad ciudadana, para impedir que este triste panorama se siga presentando.
Es inaceptable que un jirón destinado al libre desplazamiento de los peatones, no cumpla siquiera en parte su función por la irresponsabilidad de algunos malos conductores.
Mientras tanto, el interesante proyecto sigue encarpetado, impidiendo incorporar a Trujillo de un elemento que lo acerque más al progreso…
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