lunes, 31 de mayo de 2010

¡A CUARENTA AÑOS DE LA DESGRACIA...!


Lo que quedó de Yungay después del terremoto de 1970... (El Comercio)





Trujillo, domingo 31 de mayo de 1970. El reloj marcaba las tres y cuarenta y tres minutos de la tarde y la tranquilidad del fin de semana fue interrumpida súbitamente por un movimiento sísmico.


Como había ocurrido en anteriores ocasiones, quienes vivían las primeras cuadras del jirón Diego de Almagro, continuamos nuestras actividades cotidianas.


Pero, cuando comenzaron a caerse los objetos colocados en las partes altas, no hubo que pensar más y nos vimos obligados a salir rápidamente a la calle.


Allí nos encontramos con los vecinos. El pánico era general. Al mirar hacia la plaza de Armas fuimos testigos de la violenta caída de una gruesa pared ubicada en el lugar que ahora ocupa el Banco de la Nación.


Fueron cuarenta y cinco segundos de pavor, que parecieron una eternidad, seguidos de gritos, llantos, desconcierto y polvareda por todo sitio.


Los postes de alumbrado público, que eran de madera, fueron los primeros en desplomarse y dejando a la población en tinieblas por varias semanas.


Esa, y las tres noches siguientes, quienes morábamos en esa parte de la ciudad, dormimos sólo con un ojo en la plazuela Raymondi, ya que las réplicas prosiguieron durante varios días.


Después nos enteramos que el centro de la desgracia había ocurrido en el Callejón de Huaylas donde sepultó Yungay y desapareció por completo del mapa a Ranrairca.


El terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter y fue uno de los peores que azotó al país, no sólo por su magnitud, sino por la cantidad de pérdidas humanas.


Se calcula que murieron ochenta mil personas y otras veinte mil desaparecieron. Poblaciones enteras en ruinas e incomunicadas por la destrucción de las carreteras, fue una de las consecuencias inmediatas.


Fatalmente, casi medio siglo después, debemos reconocer que poco se ha avanzado en la generación de una cultura de prevención, adopción de medidas de seguridad y la designación de un presupuesto especial para cumplir los objetivos.


Mucho más si en los últimos años se han producido desastres similares en diferentes partes del mundo, incluyendo el Perú.


El Sistema Nacional de Defensa Civil realiza simulacros y tareas aisladas de acuerdo a sus posibilidades, pero se necesita mayor orientación a la población sobre las acciones a seguir.


Por su parte, la Municipalidad Provincial tiene un rol importante en la autorización y supervisión de construcción de viviendas con bases y columnas antisísmicas.


Hay viviendas que tienen bases para dos pisos sobre las que se edifican cuatro o cinco, constituyendo un serio peligro para las personas.


Recordemos que en el mismo centro cívico de Trujillo, hay más de cien casonas en peligro de desplomarse, que constituyen verdaderas trampas para los transeúntes.


Esperamos que la conmemoración del aniversario de la tragedia del setenta sirva para generar conciencia en las autoridades y la ciudadanía para evitar más desgracias...

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