sábado, 22 de mayo de 2010

¡CUANDO LOS ÁRBOLES SE DOBLAN...!


En ocasiones, por falta de amor y atención, los árboles se doblan y perecen...






Al fondo la alegría que proporciona el verdor del gras. La otoñal palmera y los árboles que lo acompañan a ambos lados.


En primer plano una planta, aún joven, que sucumbe ante el desinterés y la indiferencia de la gente.


La aridez y sequedad de su base es la muestra palpable que, a pesar del esfuerzo por sobrevivir, tal vez le queden muy pocos días de vida.


Fue sembrada con amor y, en su infancia, logró subsistir, pero es posible que no llegue a la mayoría de edad.


Las fuerzas la abandonaron. Se debilitó y la adversidad la obligó a inclinarse.


Sus hojas, casi secas y sedientas, aún no tocan el suelo y si no recibe ayuda a tiempo, en unos días perecerá.


Muy cerca de donde está sembrada funciona un colegio secundario con miles de alumnos y cientos de profesores.


Pero nadie se interesa de su delicado y calamitoso estado. Todos están encerrados en su mundo.


El novel arbusto quisiera gritar. Pedir auxilio. Sin embargo, la naturaleza no le ha dotado de la facultad de hablar.


Así que tendrá que esperar que trascurran los días y alguien se conmueva de su caótica situación.


Mientras tanto, ahí está. Mostrando su triste y famélica figura. Con lo poco que le queda a los los árboles cuando se doblan….

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