Si hay algo que caracteriza Trujillo y constituye un problema sin solución inmediata, es la absurda presencia de vendedores ambulantes en distintos sectores.
Razones estrictamente económicas obligan a que muchas personas invadan los lugares de mayor concurrencia para ofrecer sus mercancías.
Las ganancias en la mayoría de veces son ínfimas, pero sirven para paliar en parte su carencia y angustias.
Lo inadmisible es que, en el afán de cumplir con su trabajo ocupen las veredas y zonas de circulación peatonal.
Esta actitud llega a incomodar a los transeúntes al extremo que, en ocasiones, tienen que bajar a la pista asfáltica para poder continuar su recorrido.
El panorama se agrava cuando los mismos propietarios o administradores de los centros comerciales colocan sus artículos en la vía pública.
Tanto unos como otros, demuestran una total falta de consideración, sentido común y respeto a la ciudadanía
Tal como lo demuestra la imagen en que la gente se ve obligada a caminar por estrechos pasadizos o descender a la calzada para poder trasladarse.
Un alcance para las autoridades, la vista pertenece a la primera cuadra de Zela, flanco derecho, captada de norte a sur.
Resulta inconcebible que, aparte del incontrolable desorden vehicular, se presente esta situación que constituye un atentado contra el ornato de nuestra urbe.
Corresponde a la gerencia respectiva de
La tranquilidad, seguridad y el interés colectivo deben prevalecer sobre cualquier otra circunstancia…
No hay comentarios:
Publicar un comentario