miércoles, 26 de mayo de 2010

¡UNA VEREDA QUE SE REDUCE...!


Una vereda, como muchas en Trujillo, que se estrecha debido a la falta de consideración, sentido común y respeto de los vendedores ambulantes y comerciantes...













Si hay algo que caracteriza Trujillo y constituye un problema sin solución inmediata, es la absurda presencia de vendedores ambulantes en distintos sectores.


Razones estrictamente económicas obligan a que muchas personas invadan los lugares de mayor concurrencia para ofrecer sus mercancías.


Las ganancias en la mayoría de veces son ínfimas, pero sirven para paliar en parte su carencia y angustias.


Lo inadmisible es que, en el afán de cumplir con su trabajo ocupen las veredas y zonas de circulación peatonal.


Esta actitud llega a incomodar a los transeúntes al extremo que, en ocasiones, tienen que bajar a la pista asfáltica para poder continuar su recorrido.


El panorama se agrava cuando los mismos propietarios o administradores de los centros comerciales colocan sus artículos en la vía pública.

Tanto unos como otros, demuestran una total falta de consideración, sentido común y respeto a la ciudadanía


Tal como lo demuestra la imagen en que la gente se ve obligada a caminar por estrechos pasadizos o descender a la calzada para poder trasladarse.


Un alcance para las autoridades, la vista pertenece a la primera cuadra de Zela, flanco derecho, captada de norte a sur.


Resulta inconcebible que, aparte del incontrolable desorden vehicular, se presente esta situación que constituye un atentado contra el ornato de nuestra urbe.


Corresponde a la gerencia respectiva de la Municipalidad Provincial de Trujillo asumir los correctivos del caso y aplicar las sanciones a los responsables de este atropello.


La tranquilidad, seguridad y el interés colectivo deben prevalecer sobre cualquier otra circunstancia…

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