La función de los padres en la protección de los niños ante los contenidos de internet es fundamental...
Uno de los más importantes inventos de las últimas décadas es el Internet, con toda aquella magia que nos facilita la comunicación inmediata y el acceso al conocimiento universal.
Nadie niega su invalorable contribución en el ámbito de la información, al extremo de haber transformado los procedimientos utilizados hasta hace poco tiempo y que se creía que eran definitivos.
Sin embargo, también constituye el medio a través del cual se difunde una infinidad de contenidos que resultan ofensivos, especialmente para la niñez y juventud.
Los padres de familia tienen un papel trascendental en el sentido de orientar y explicar a sus hijos respecto a las ventanas que deben ingresar.
El consejo es jamás dejarlos solos. Menos aún, que dediquen demasiado tiempo frente al ordenador.
No basta con comprarles una computadora y abandonarlos a su suerte. No es lo mismo que ver televisión. En la red hay sitios que pueden considerarse prohibidos.
Por la misma razón, existen gobiernos que tratan de regular la trasmisión en su mismo origen, clasificando los mensajes de acuerdo a la edad de los receptores.
Tal como ocurre con el Reino Unido que busca, por todos los medios, instalar dispositivos de control para proteger a los menores de las páginas ofensivas a la salud.
La idea es establecer estándares de decencia, colocar filtros a los contenidos que “no deben estar disponibles para ser vistos”, por resultar peligrosos, según publica The Daily Telegraph.
Añade que fatalmente aún no se cuenta con las herramientas “para ayudar a la gente a navegar en forma segura”.
Fundamentan su acción en que el propósito no constituye “un atentado contra la libertad de expresión”, sino que “responde al interés de un público mucho más amplio que está en juego”.
La intención básica de la Sociedad Nacional de Prevención de la Crueldad contra Niños del Reino Unido, es que los fabricantes instalen dispositivos para impedir que los niños encuentren contenidos violentos o sexuales.
Según estudios, la observación de esos mensajes “on line” puede provocar adicción, violencia, degradación moral, llegando incluso al suicidio.
Mientras los mecanismos apropiados de vigilancia no estén disponibles queda la responsabilidad depositada exclusivamente en los progenitores.
Es preferible que naveguen en el ciber-espacio delante de nosotros. No dejarlos que se encierren. Darles la confianza suficiente para dialogar acerca de lo que han encontrado y leído.
Utilicemos, conjuntamente con nuestros hijos, el valioso aporte del internet en la forma más conveniente y provechosa.
Nadie niega su invalorable contribución en el ámbito de la información, al extremo de haber transformado los procedimientos utilizados hasta hace poco tiempo y que se creía que eran definitivos.
Sin embargo, también constituye el medio a través del cual se difunde una infinidad de contenidos que resultan ofensivos, especialmente para la niñez y juventud.
Los padres de familia tienen un papel trascendental en el sentido de orientar y explicar a sus hijos respecto a las ventanas que deben ingresar.
El consejo es jamás dejarlos solos. Menos aún, que dediquen demasiado tiempo frente al ordenador.
No basta con comprarles una computadora y abandonarlos a su suerte. No es lo mismo que ver televisión. En la red hay sitios que pueden considerarse prohibidos.
Por la misma razón, existen gobiernos que tratan de regular la trasmisión en su mismo origen, clasificando los mensajes de acuerdo a la edad de los receptores.
Tal como ocurre con el Reino Unido que busca, por todos los medios, instalar dispositivos de control para proteger a los menores de las páginas ofensivas a la salud.
La idea es establecer estándares de decencia, colocar filtros a los contenidos que “no deben estar disponibles para ser vistos”, por resultar peligrosos, según publica The Daily Telegraph.
Añade que fatalmente aún no se cuenta con las herramientas “para ayudar a la gente a navegar en forma segura”.
Fundamentan su acción en que el propósito no constituye “un atentado contra la libertad de expresión”, sino que “responde al interés de un público mucho más amplio que está en juego”.
La intención básica de la Sociedad Nacional de Prevención de la Crueldad contra Niños del Reino Unido, es que los fabricantes instalen dispositivos para impedir que los niños encuentren contenidos violentos o sexuales.
Según estudios, la observación de esos mensajes “on line” puede provocar adicción, violencia, degradación moral, llegando incluso al suicidio.
Mientras los mecanismos apropiados de vigilancia no estén disponibles queda la responsabilidad depositada exclusivamente en los progenitores.
Es preferible que naveguen en el ciber-espacio delante de nosotros. No dejarlos que se encierren. Darles la confianza suficiente para dialogar acerca de lo que han encontrado y leído.
Utilicemos, conjuntamente con nuestros hijos, el valioso aporte del internet en la forma más conveniente y provechosa.
Es una manera de garantizar una sociedad responsable, preparada y saludable en el futuro...
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