La barrera está colocada. Cemento fresco. Prohibido caminar. Pero...
La Municipalidad Provincial de Trujillo, con muy buen criterio, ha iniciado la tarea de reparar las veredas que se encuentran en mal estado de conservación en diferentes sectores de la ciudad.
Los más contentos son los vecinos, pues el deterioro de algunas aceras era causa de tropiezos que podían originar accidentes.
Para ello, se despliegan grupos de obreros que son trasladados a los lugares señalados con anticipación, para cumplir con esa tarea.
Hace poco realizaron su labor en la intersección de una urbanización y, al terminar, colocaron las respectivas barreras de piedras, para evitar que los peatones transiten sobre el cemento fresco.
La mayoría de las personas conscientes de los trabajos, que aunque pequeños, constituyen un aporte a la comunidad, como es lógico, bajan a la calzada y prosiguen su ruta.
Al final, la molestia es sólo por un día o unas horas y el sendero debe durar muchos años. Luego todos podrán movilizarse por la zona con la mayor comodidad y seguridad.
Sin embargo, no faltan los ciudadanos que, de manera inexplicable, realizan lo contrario.
Y, sin demostrar un mínimo sentido de conciencia cívica, deciden por su propia voluntad, superar la improvisada barrera y caminan por donde no es conveniente.
La imagen que adjuntamos es una muestra palpable de aquello que nunca se debe hacer.
Preservando las obras públicas, no arrojando basura, cuidando las áreas verdes, manteniendo el orden y respetando a los demás, damos testimonio que somos educados y, sobre todo, que también estamos haciendo Patria.
Un consejo. Jamás olvidemos de demostrar nuestra conciencia cívica en cada una de las acciones que ejecutamos.
Los más contentos son los vecinos, pues el deterioro de algunas aceras era causa de tropiezos que podían originar accidentes.
Para ello, se despliegan grupos de obreros que son trasladados a los lugares señalados con anticipación, para cumplir con esa tarea.
Hace poco realizaron su labor en la intersección de una urbanización y, al terminar, colocaron las respectivas barreras de piedras, para evitar que los peatones transiten sobre el cemento fresco.
La mayoría de las personas conscientes de los trabajos, que aunque pequeños, constituyen un aporte a la comunidad, como es lógico, bajan a la calzada y prosiguen su ruta.
Al final, la molestia es sólo por un día o unas horas y el sendero debe durar muchos años. Luego todos podrán movilizarse por la zona con la mayor comodidad y seguridad.
Sin embargo, no faltan los ciudadanos que, de manera inexplicable, realizan lo contrario.
Y, sin demostrar un mínimo sentido de conciencia cívica, deciden por su propia voluntad, superar la improvisada barrera y caminan por donde no es conveniente.
La imagen que adjuntamos es una muestra palpable de aquello que nunca se debe hacer.
Preservando las obras públicas, no arrojando basura, cuidando las áreas verdes, manteniendo el orden y respetando a los demás, damos testimonio que somos educados y, sobre todo, que también estamos haciendo Patria.
Un consejo. Jamás olvidemos de demostrar nuestra conciencia cívica en cada una de las acciones que ejecutamos.
Es una clara manifestación de infinito valor, por más simple e intrascendente que nos parezca…
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