Una escultural bastonera saluda a la concurrencia en el cumpleaños del director del vespertino Satélite...
El pasado sábado 28 fue el
cumpleaños de Víctor Hugo Paredes, director de Satélite. Y había que celebrarlo.
Como todos los años, fue programado
un almuerzo que resultó un día
inolvidable por múltiples motivaciones.
Primero, porque se realizó en el
mismo restaurante donde la Universidad César Vallejo ofreció el ágape a las
soberanas y bastoneras que asistieron al Festival Internacional de la Primavera.
También, porque ellas se sentaron en
un lugar contiguo al que ocupaban las autoridades, periodistas y amigos de
Víctor Hugo que, como siempre estaba, muy contento.
La circunstancia fue aprovechada
por Maruja Reyna, presidenta del Club de
Leones, organizador del tradicional festival, para agradecer el permanente e
indesmayable apoyo al certamen de parte del vespertino.
El ambiente adquirió singular
colorido cuando cuatro guapas waripoleras decidieron mostrar su destreza
mediante un acrobático mini show cerrado que arrancó nutridos aplausos.
Culminando el protocolo, el
cumplimentado invitó a bailar una movida salsa a la conductora de los leones y
muchos siguieron el ejemplo.
Estuvieron presentes los
congresistas: Koki Kowashigawa y Elías Rodríguez, el presidente Regional José
Murgia Zannier, el coronel de la Tercera Diterpol, Roger Torres Mendoza y el
rector de la Universidad Nacional, Orlando Velásquez.
Igualmente, el burgomaestre de Víctor
Larco, Carlos Vásquez Llamo y los ex alcaldes de la Municipalidad Provincial de
Trujillo, Miryam Pilco Deza y Luis Santa María Calderón, así como numerosos
amigos
Fue un simpático marco de algarabía donde
los reencuentros, diálogos y bromas saltaban inquietantes entre una mesa y
otra.
Quedaron en la memoria las palabras del
maestro de ceremonias que identificaba los días posteriores al onomástico como
los de la “joroba, jorobaza y anda vete”.
O el momento en que, al disponerse a
entregar el plato de entrada, el mozo se dirigía a los presentes y no se le escuchaba con
nitidez por el elevado sonido de los parlantes.
Un preocupado colega llegó a pensar
que le estaban solicitando el habitual tique.
La pregunta en realidad era: “ocopa o tamal”.
Pero, el episodio más gracioso
ocurrió en el instante que entusiastas veteranos se animaron invitar a las
esbeltas bastoneras gringas a bailar.
Gozosos se deslizaban en el ruedo. Cada
uno se esmeraba en mostrar lo mejor de su repertorio. De repente, alguien lanzó
una expresión que hizo estallar las carcajadas:
“Yo creí que la visita de las reinas al
asilo había sido a mitad de semana…”
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