domingo, 29 de septiembre de 2013

¡UN CUMPLEAÑOS PARA RECORDAR…!



Una escultural bastonera saluda a la concurrencia en el cumpleaños del director del vespertino Satélite...

El pasado sábado 28 fue el cumpleaños de Víctor Hugo Paredes,  director de Satélite. Y había que celebrarlo.
             
Como todos los años, fue programado un almuerzo que resultó  un día inolvidable por múltiples motivaciones.
             
Primero, porque se realizó en el mismo restaurante donde la Universidad César Vallejo ofreció el ágape a las soberanas y bastoneras que asistieron al Festival Internacional de la Primavera.
            
También, porque ellas se sentaron en un lugar contiguo al que ocupaban las autoridades, periodistas y amigos de Víctor Hugo que, como siempre estaba, muy contento.
             
La circunstancia fue aprovechada por  Maruja Reyna, presidenta del Club de Leones, organizador del tradicional festival, para agradecer el permanente e indesmayable apoyo al certamen de parte del vespertino.
            
El ambiente adquirió singular colorido cuando cuatro guapas waripoleras decidieron mostrar su destreza mediante un acrobático mini show cerrado que arrancó nutridos aplausos.
             
Culminando el protocolo, el cumplimentado invitó a bailar una movida salsa a la conductora de los leones y muchos siguieron el ejemplo.
             
Estuvieron presentes los congresistas: Koki Kowashigawa y Elías Rodríguez, el presidente Regional José Murgia Zannier, el coronel de la Tercera Diterpol, Roger Torres Mendoza y el rector de la Universidad Nacional, Orlando Velásquez.
             
Igualmente, el burgomaestre de Víctor Larco, Carlos Vásquez Llamo y los ex alcaldes de la Municipalidad Provincial de Trujillo, Miryam Pilco Deza y Luis Santa María Calderón, así como numerosos amigos
             
Fue un simpático marco de algarabía donde los reencuentros, diálogos y bromas saltaban inquietantes entre una mesa y otra.
             
Quedaron en la memoria las palabras del maestro de ceremonias que identificaba los días posteriores al onomástico como los de la “joroba, jorobaza y anda vete”.
             
O el momento en que, al disponerse a entregar el plato de entrada, el mozo se dirigía  a los presentes y no se le escuchaba con nitidez por el elevado sonido de los parlantes.
             
Un preocupado colega llegó a pensar que le estaban solicitando el habitual tique.  La pregunta en realidad era: “ocopa o tamal”.
             
Pero, el episodio más gracioso ocurrió en el instante que entusiastas veteranos se animaron invitar a las esbeltas bastoneras gringas a bailar.
             
Gozosos se deslizaban en el ruedo. Cada uno se esmeraba en mostrar lo mejor de su repertorio. De repente, alguien lanzó una expresión que hizo estallar las carcajadas:
             
“Yo creí que la visita de las reinas al asilo había sido a mitad de semana…”

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