Perú fue eliminado para Brasil 2014. No hizo méritos para acudir a la más importante fiesta del fútbol mundial... (AP)
Si hace cuatro días nos rasgamos las
vestiduras porque Uruguay nos dejó en cuidados intensivos y con respiración
artificial, anoche Venezuela nos mató.
No solo eso. Nos enterró en una profunda
fosa y nos puso una lápida muy pesada. De acero. Y grueso.
Mejor dicho confirmó la pésima actuación
del elenco peruano en la disputa de un cupo para asistir al Mundial Brasil
2014.
De nueve países, los cuatro primeros
van de frente. El quinto, se juega la posibilidad con una nación del otro lado
del mundo.
Como la pasada eliminatoria y muchas
anteriores, volvimos a ser retirados del camino mucho antes. Sin mirar siquiera
el puerto del destino.
Atrás quedó la ilusión, la alegría y
la pasión. Hoy, como ayer, volvemos a morder el amargo sabor de la derrota.
Es que el cuadro peruano, como se le
observó contra la vinotinto y otros partidos más, no es competitivo.
Duele decirlo. Tal vez es mejor
quedar desclasificados a comernos la vergüenza general en una justa con los
mejores del planeta.
Seamos honestos. Mientras en otras
latitudes se juega a cien por hora, aquí vamos a diez o quince.
Solo corremos a gran velocidad
cuando vamos en un auto. No porque seamos veloces, sino porque el carro es el
que nos lleva.
Ellos son hábiles con el balón. De
reflejos al instante. Nosotros torpes en los movimientos y lentos en plasmar
las ideas.
Si habría que seguir mencionando lo
que caracteriza a la bicolor es la imprecisión en el pase, la inocencia para
marcar y la ingenuidad para anticipar al adversario.
Como conjunto es un cuadro desarticulado, sin orden, ni aptitud para
salir jugando en grupo luego de estar replegado. Sin capacidad de sorpresa.
Resumiendo. Sin argumentos, que es
lo que realmente cuenta cuando se trata de juego organizado, ofensivo y con
ansias insaciables de ganar.
Duele escribirlo. Pero estamos
eliminados. Sin excusas. Ojalá que pronto pase la pesadilla y podamos levantar
esa tediosa lápida…
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