Existe un principio básico en la formación de los niños desde los primeros años de vida. Educar con el ejemplo.
Por eso los padres de familia tienen una tarea fundamental en la formación y lo que serán sus hijos en el futuro.
Desde el mismo instante de nacer los pequeños captan la ternura con que son tratados, los tonos de voz, asimilan las primeras palabras por imitación y todo por el estilo.
En la infancia, con la mente inmaculada, ávida de conocer y aprender son los progenitores verdaderos e inmediatos modelos de comportamiento.
En virtud de la capacidad de unos y la responsabilidad de otros, se acostumbra decir que los hijos constituyen el reflejo de quienes les dieron la existencia.
Los infantes se nutren de todo lo que escuchan y observan. Tratan de seguir los patrones de conducta que, para ellos, les parecen los más convenientes.
Fatalmente la humanidad, en algunos casos, atraviesa por momentos muy difíciles. Empezando por la carencia de moral y valores en la gente.
Una muestra de ello, es la corrupción manifiesta en numerosos países y delatada a través de los medios de comunicación.
Las noticias también llegan a los niños y, si carecen de la orientación debida, resultan inmersos en fases de desconcierto y equivocación.
Tal como lo acaba de demostrar la inocente niña de una escuela china quien al ser interrogada sobre lo que deseaba ser cuando sea grande, respondió:
- Quiero ser funcionaria corrupta, porque los malos trabajadores tienen muchas cosas…
Patética muestra de la pésima imagen que algunos trabajadores del estado han proyectado a las nacientes oleadas humanas, quienes lo aceptan como algo común y corriente.
Paea tranquilidad, no todos respondieron igual, porque hubo quienes dijeron que querían ser médicos, bomberos o profesionales en otras disciplinas.
Sin embargo, la contestación de la pequeña debe ser motivo de profundo análisis, reflexión y llamada de atención al mismo tiempo.
Asumamos el compromiso de conducirnos con corrección y decencia en el cargo que nos corresponda desempeñar. La dignidad vale mucho más que el dinero fácil y mal adquirido.
Hagámoslo no sólo por nosotros y nuestra familia, sino por los elevados arquetipos de proceder que debemos dejar a quienes nos sucederán en la posta de la vida.
No permitamos que existan más niños que, atendiendo una realidad errónea, respondan de esta manera.
Las nuevas generaciones merecen un mundo mucho mejor que el que nos ha correspondido vivir…
Por eso los padres de familia tienen una tarea fundamental en la formación y lo que serán sus hijos en el futuro.
Desde el mismo instante de nacer los pequeños captan la ternura con que son tratados, los tonos de voz, asimilan las primeras palabras por imitación y todo por el estilo.
En la infancia, con la mente inmaculada, ávida de conocer y aprender son los progenitores verdaderos e inmediatos modelos de comportamiento.
En virtud de la capacidad de unos y la responsabilidad de otros, se acostumbra decir que los hijos constituyen el reflejo de quienes les dieron la existencia.
Los infantes se nutren de todo lo que escuchan y observan. Tratan de seguir los patrones de conducta que, para ellos, les parecen los más convenientes.
Fatalmente la humanidad, en algunos casos, atraviesa por momentos muy difíciles. Empezando por la carencia de moral y valores en la gente.
Una muestra de ello, es la corrupción manifiesta en numerosos países y delatada a través de los medios de comunicación.
Las noticias también llegan a los niños y, si carecen de la orientación debida, resultan inmersos en fases de desconcierto y equivocación.
Tal como lo acaba de demostrar la inocente niña de una escuela china quien al ser interrogada sobre lo que deseaba ser cuando sea grande, respondió:
- Quiero ser funcionaria corrupta, porque los malos trabajadores tienen muchas cosas…
Patética muestra de la pésima imagen que algunos trabajadores del estado han proyectado a las nacientes oleadas humanas, quienes lo aceptan como algo común y corriente.
Paea tranquilidad, no todos respondieron igual, porque hubo quienes dijeron que querían ser médicos, bomberos o profesionales en otras disciplinas.
Sin embargo, la contestación de la pequeña debe ser motivo de profundo análisis, reflexión y llamada de atención al mismo tiempo.
Asumamos el compromiso de conducirnos con corrección y decencia en el cargo que nos corresponda desempeñar. La dignidad vale mucho más que el dinero fácil y mal adquirido.
Hagámoslo no sólo por nosotros y nuestra familia, sino por los elevados arquetipos de proceder que debemos dejar a quienes nos sucederán en la posta de la vida.
No permitamos que existan más niños que, atendiendo una realidad errónea, respondan de esta manera.
Las nuevas generaciones merecen un mundo mucho mejor que el que nos ha correspondido vivir…
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