Escultura donada por el gobierno ruso a Estados Unidos en homenaje a los caídos en el atentado contra la Torres Gemelas. Hoy se cumplen ocho años...
El 11 de setiembre del 2006, a las dos y treinta de la tarde, se develó en la península de Bayonne Habor, Nueva Jersey, Estados Unidos el monumento conocido como “La Lágrima”.
La escultura pertenece al artista Zurab Tesretti y fue obsequiada por el gobierno de Rusia en homenaje a quienes murieron en el atentado del 11 de setiembre del 2001, a causa de la destrucción de las Torres Gemelas del Word Trade Center.
La obra se eleva a treinta metros de altura, pesa ciento setenta y cinco toneladas y tiene una vista directa a la famosa estatua de la Libertad.
Su colosal estructura lleva al centro la casi auténtica representación del resultado de un profundo sollozo trabajado en níquel plateado que mide quince metros y pesa unas cuatro toneladas.
La impresionante arquitectura exhibe los nombres, grabados en granito, de todas las personas que fallecieron ese día trágico.
En un lugar visible consta una declaración con la inscripción “A la lucha contra el terrorismo mundial”.
Como símbolo de la solidaridad en esa campaña anota: “El tiempo cura todo, pero hay cosas que no podemos, ni debemos olvidar”.
La enorme figura perenniza la tristeza y el dolor motivado por la pérdida instantánea de tantas vidas que hasta ahora se lamentan.
También eleva una oración a los militares y policías que, en distintas partes del mundo, defienden a los seres humanos de ese terrible mal.
Finalmente, expresa la esperanza de un futuro libre de terrorismo y paz completa para las nuevas generaciones.
Todo lo descrito se relaciona, en parte, a la situación especial que vive en estos momentos el Perú a causa del rebrote narco-terrorista en la conflictiva zona del VRAE.
Los deseos de pacificación de la ciudadanía están depositados en el Ejército Peruano y la Policía Nacional.
Corresponde al gobierno perfeccionar la acción estratégica y dotarlos de los elementos indispensables para el cumplimiento eficiente de su abnegada labor evitando enfrentamientos en inferioridad de condiciones.
Hoy es un día emblemático y de reflexión para las naciones libres que tratan de avanzar hacia el progreso de acuerdo a sus posibilidades.
Es cierto que nunca se logrará satisfacer a todos, pero los postulados gubernamentales se orientan en esa dirección y cumplir los objetivos trazados requiere de tiempo, dinero y mucha decisión.
Mientras tanto, unidos imploremos para que la etapa del terrorismo, que vivió el Perú a fines del siglo pasado, así como el fatídico 11 de setiembre, no se repitan jamás…
La escultura pertenece al artista Zurab Tesretti y fue obsequiada por el gobierno de Rusia en homenaje a quienes murieron en el atentado del 11 de setiembre del 2001, a causa de la destrucción de las Torres Gemelas del Word Trade Center.
La obra se eleva a treinta metros de altura, pesa ciento setenta y cinco toneladas y tiene una vista directa a la famosa estatua de la Libertad.
Su colosal estructura lleva al centro la casi auténtica representación del resultado de un profundo sollozo trabajado en níquel plateado que mide quince metros y pesa unas cuatro toneladas.
La impresionante arquitectura exhibe los nombres, grabados en granito, de todas las personas que fallecieron ese día trágico.
En un lugar visible consta una declaración con la inscripción “A la lucha contra el terrorismo mundial”.
Como símbolo de la solidaridad en esa campaña anota: “El tiempo cura todo, pero hay cosas que no podemos, ni debemos olvidar”.
La enorme figura perenniza la tristeza y el dolor motivado por la pérdida instantánea de tantas vidas que hasta ahora se lamentan.
También eleva una oración a los militares y policías que, en distintas partes del mundo, defienden a los seres humanos de ese terrible mal.
Finalmente, expresa la esperanza de un futuro libre de terrorismo y paz completa para las nuevas generaciones.
Todo lo descrito se relaciona, en parte, a la situación especial que vive en estos momentos el Perú a causa del rebrote narco-terrorista en la conflictiva zona del VRAE.
Los deseos de pacificación de la ciudadanía están depositados en el Ejército Peruano y la Policía Nacional.
Corresponde al gobierno perfeccionar la acción estratégica y dotarlos de los elementos indispensables para el cumplimiento eficiente de su abnegada labor evitando enfrentamientos en inferioridad de condiciones.
Hoy es un día emblemático y de reflexión para las naciones libres que tratan de avanzar hacia el progreso de acuerdo a sus posibilidades.
Es cierto que nunca se logrará satisfacer a todos, pero los postulados gubernamentales se orientan en esa dirección y cumplir los objetivos trazados requiere de tiempo, dinero y mucha decisión.
Mientras tanto, unidos imploremos para que la etapa del terrorismo, que vivió el Perú a fines del siglo pasado, así como el fatídico 11 de setiembre, no se repitan jamás…
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