La naturaleza plasmó en el tallo y ramas de este árbol el escultural cuerpo de lo que podría ser la mujer ideal...
Iba en un vehículo de transporte público cuyo piloto sintonizaba un programa que hacía preguntas a sus oyentes.
De repente, al locutor se le ocurrió averiguar a una joven que tenía al teléfono sobre sus medidas anatómicas.
Ella, sin amilanarse, contestó:
- Noventa, sesenta, revienta…
Con la popularidad lograda por la lipo-escultura y la idea de las chicas de querer ser delgadas, esas medidas prácticamente están en desuso.
Sin embargo, la sabia naturaleza plasmó en el tallo y ramas de este árbol lo que podría ser el cuerpo ideal de una mujer.
Allí está con las piernas juntas, los brazos extendidos y la mirada dirigida al cielo.
Se trata de una verdadera belleza. ¿No es cierto…?
De repente, al locutor se le ocurrió averiguar a una joven que tenía al teléfono sobre sus medidas anatómicas.
Ella, sin amilanarse, contestó:
- Noventa, sesenta, revienta…
Con la popularidad lograda por la lipo-escultura y la idea de las chicas de querer ser delgadas, esas medidas prácticamente están en desuso.
Sin embargo, la sabia naturaleza plasmó en el tallo y ramas de este árbol lo que podría ser el cuerpo ideal de una mujer.
Allí está con las piernas juntas, los brazos extendidos y la mirada dirigida al cielo.
Se trata de una verdadera belleza. ¿No es cierto…?
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