Río Motoyasu con farolillas flotantes y las ruinas del edificio de la Exposición Industrial y su cúpula en Hiroshima, Japón, tal como lucen ahora... (Efe)
La ciudad de Hiroshima, donde explotó la primera bomba atómica en 1945, está atravesada por el río Motoyasu.
Todos los años, al celebrase el trágico aniversario, las familias japonesas suelen acudir a las orillas y arrojar a sus aguas delicadas lamparillas flotantes.
Las minúsculas luces intermitentes que recuerdan a las víctimas terminan por perderse paulatinamente en la inmensidad de la noche, tal como ocurrió con sus vidas.
A orilla del mismo río se encuentran las ruinas del edificio de la Exposición Industrial construido en 1914 y que fue el único que quedó en pie.
El esqueleto de la cúpula se aprecia con nitidez y constituye el símbolo de la destrucción. Es conservado tal como quedó el día de la desgracia.
Cerca este lugar se ha construido el Parque de la Paz donde se levanta un cenotafio. Un monumento funerario vacío en memoria de los desaparecidos.
Una de las piedras de la simbólica tumba exhibe una inscripción, a manera de llamado al mundo entero, que lo dice todo:
Todos los años, al celebrase el trágico aniversario, las familias japonesas suelen acudir a las orillas y arrojar a sus aguas delicadas lamparillas flotantes.
Las minúsculas luces intermitentes que recuerdan a las víctimas terminan por perderse paulatinamente en la inmensidad de la noche, tal como ocurrió con sus vidas.
A orilla del mismo río se encuentran las ruinas del edificio de la Exposición Industrial construido en 1914 y que fue el único que quedó en pie.
El esqueleto de la cúpula se aprecia con nitidez y constituye el símbolo de la destrucción. Es conservado tal como quedó el día de la desgracia.
Cerca este lugar se ha construido el Parque de la Paz donde se levanta un cenotafio. Un monumento funerario vacío en memoria de los desaparecidos.
Una de las piedras de la simbólica tumba exhibe una inscripción, a manera de llamado al mundo entero, que lo dice todo:
“Reposen aquí en paz, para que el error no se repita nunca…”
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