lunes, 5 de enero de 2015

¿Y CUÁNDO CAMBIAN LAS COMBIS POR BUSES…?

La colectividad pide cambiar las combis por buses en Trujillo...

El año 2014 será recordado porque varias empresas locales de transporte público de pasajeros emprendieron la renovación de sus unidades móviles.
             

Conscientes que los vetustos buses que utilizaban  habían cumplido su ciclo, hicieron números y compraron nuevos vehículos.
            
Acogieron en forma positiva la sugerencia de las autoridades municipales, especialmente, el constante reclamo de los usuarios.
             
Se alinearon así en el rublo del transporte empresarial moderno que no solo persigue incrementar sus ingresos, sino ofrecer un mejor servicio.      
             
Dejaron atrás los antihigiénicos ómnibus de pasamanos oxidados, ventanas con vidrios domésticos, asientos sin bases y deficiencias similares.
             
Dentro del aspecto urbanístico, otorgaron su cuota efectiva en beneficio del orden y la buena imagen de la ciudad. Se espera que, paulatinamente, los consorcios restantes sigan el ejemplo
             
Ahora la colectividad solicita que la iniciativa privada propietaria de combis adopte la misma actitud y proceda al cambio por buses.
             
Es oportuno resaltar que, originalmente, dichos vehículos son  fabricados para trasladar un máximo de diez personas sentadas.
             
No obstante y de manera inexplicable, las autoridades permiten que su primigenia estructura interior sea modificada por completo.
             
Fueron incorporados rústicos y ridículos asientos reduciendo espacios al extremo que las rodillas impactan sobre el espaldar anterior.
             
Colocaron otros subiendo a la izquierda obligando al pasajero a tener las piernas casi sobre el vacío al abrir la puerta.
             
Pero, el colmo de la desconsideración contra la comodidad del pasajero resulta con la improvisación de asientos a espaldas del chofer y el copiloto.
           
¡Y allí “entran” cuatro personas…! Simplemente, increíble.
            
Adelante, dispuesto para el conductor y un acompañante, se sientan tres y el cinturón de seguridad solo alcanza para uno.
             
Si no hay asientos libres y, por necesidad, alguien acepta hacerlo de pie, el viaje se convierte en una aventura por el calvario que soporta.
             
Entonces debe “doblarse”, formar una “C”, abandonar su cuerpo a los vaivenes del movimiento del carro y exponerse a impactar con los demás.
             
Hay que agregar la presencia del cobrador, casi nunca bien presentable, cuyo cuerpo está en contacto con los pasajeros.
             
De ahí la interrogante que ojalá, algún día, Elidio encuentre solución: ¿Y cuándo cambian las combis por buses…?

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