viernes, 30 de enero de 2015

EL CENTRO HISTÓRICO: ¡LA GRAN COCHERA…!



             
 Plaza de Armas de Trujillo en el jirón Independencia con autos estacionados a ambos lados de la vía...

Cerrando su primer mes como  alcalde de la Municipalidad Provincial de Trujillo, Elidio Espinoza Quispe cumplió una de sus promesas.
             
Cambió el sentido del tránsito al baipás de Mansiche y devolvió la tradicional costumbre de dar vuelta en carro alrededor de la plaza de Armas.
             
Este acuerdo edilicio busca descongestionar el centro cívico y permitir mayor fluidez al desplazamiento vehicular.
             
Facilitar el acceso directo mediante el paso a desnivel al centro histórico, según la actual gestión municipal, contribuía a generar este problema.
             
Quienes apoyan la modificación señalan que el panorama cambiará al usar la avenida Mansiche para subir al baipás y bifurcarse luego en dos direcciones distintas.
             
Se espera que la medida resulte, pues en las horas punta el centro de la ciudad se convierte en un callejón sin entrada, ni salida.
            
Al margen de eso y en relación a la congestión automotor, existe un aspecto importante que no debe pasar desapercibido por la comuna.
             
Está referido a la declaración de zona rígida en las calles del damero de las nueve cuadras a la redonda que posee el corazón de Trujillo.
            
La ordenanza municipal fue aprobada hace mucho tiempo, sin embargo, no se adopta ninguna medida para hacerla cumplir.
             
De esa deficiencia se aprovechan algunos conductores para estacionarse durante horas, o el día entero, a los costados de los angostos jirones.
             
Nuestra plaza de Armas no es la excepción. Como la cinta asfáltica es mucho más ancha, ocupan ambos linderos.
             
Con carros detenidos en el resto de calles al lado izquierdo de la vía, automáticamente queda inutilizado uno de los tres carriles.
             
Si a esto se añade que un taxi o auto particular detiene su marcha para subir o bajar a una persona, el espacio disponible se reduce mucho más.
             
Teniendo en cuenta las miles de unidades móviles que ingresan al centro en una hora, el resultado inmediato es la inevitable saturación vehicular.
            
A esto se añade el  crispante y ensordecedor sonido de bocinas y sirenas contra lo que tampoco se hace nada en lo absoluto.
             
Ante esta situación, que tiende a agravarse con el transcurso del tiempo, corresponde a la municipalidad ejercer el principio de autoridad.
             
Solo se necesita decisión y mano férrea. La finalidad es hacer respetar las zonas rígidas que, incluso, están señaladas.    
            
En esta tarea tienen valiosa labor los inspectores municipales y la Policía Nacional aplicando las sanciones correspondientes.
            
Hay quienes sugieren el empleo de remolcadores o grúas, como hubo en un momento, para despejar las pistas.
             
Lo cierto es que algo debe hacerse: Pero de inmediato. De lo contrario, el centro histórico de Trujillo seguirá siendo la gran cochera…         

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