jueves, 8 de abril de 2010

TV DIGITAL, PERO ¿Y LOS PROGRAMAS…?


El ingreso de la televisión digital al Perú debe servir para mejorar la calidad de la programación de los canales de señal abierta...




Hace unos días se hizo una gran difusión al ingreso del Perú a la denominada era de la televisión digital en señal abierta.

La mayoría de los medios y en especial el canal de Estado, informaron ampliamente sobre el suceso que nos permitirá marchar al compás del adelanto universal.

Participar de la nueva tecnología que se impone en el mundo entero satisface, pero al mismo tiempo significa renovar equipos, sistemas y procedimientos.

Ello demanda una inversión adicional que debe realizarse casi obligatoriamente. No hacerlo es desaparecer.

El proceso de innovación incluye a los teleespectadores que tendrán que adquirir nuevos aparatos o comprar un codificador que facilitará tener acceso a las ondas.

El trabajo de implementación a nivel nacional es a largo plazo, pues se estima que recién podrá recibirlo la población completa en el año 2024.

No cabe la menor duda que se ganará en calidad, que es lo que siempre exige quien se ubica frente a la pantalla de plata, en base a imágenes libres de distorsión y alta definición

Sin embargo, la interrogante de la colectividad se relaciona con su inquietud por saber si también se experimentará una transformación en cuanto a la programación diaria.

Su preocupación tiene sustento, pues si se analizan los contenidos que actualmente difunden los canales de señal abierta, el resultado es, en verdad, deprimente.

La mayoría propala enlatados identificados por telenovelas donde la mujer mala, infiel y aprovechadora es la que triunfa y la buena lo es tanto, que resulta una idiota.

Hay dibujos animados y espacios para los niños que aparecieron casi conjuntamente cuando la televisión era en blanco y negro.

Y qué decir de los programas “vivos” donde la chicha sabatina, con la bataclanas de siempre y cómicos que no hacen reír a nadie, es el común denominador.

No se quedan atrás los insulsos y alienantes espacios faranduleros que sirven de cortinas de humo frente a los problemas de fondo que experimenta el país.

Tampoco aquellos donde la mayoría de actores salen vestidos y actúan como mujeres, mientras que en otros, los conductores se esmeran por imitar al sexo opuesto.

Consideramos que el traslado de la televisión analógica a la digital debe utilizarse para limpiar y mejorar las emisiones, haciéndolas más provechosas para el televidente de toda edad. Ese es el verdadero reto.

La televisión, como medio de comunicación, tiene que dirigir su mira no sólo a entretener de cualquier manera, sino igualmente a informar, orientar y educar, en el verdadero sentido de la palabra.

Mientras no cumpla estas funciones, el aparato corre el peligro de quedar relegado al último rincón del hogar, aunque las imágenes sean ahora más nítidas y reales que nunca…

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