El principal escenario de la cultura en Trujillo es el teatro Municipal.
Constituye el lugar preferido para las funciones de ballet y de las más famosas delegaciones artísticas que nos visitan.
Inaugurado a fines de la primera década del siglo pasado, ha experimentado varias remodelaciones quedando en la actualidad operativo.
Su fachada de estilo tradicional destaca nítidamente en el jirón Bolívar, aunque muy cerca de una casona colonial que, de manera increíble, es sostenida por unos palos para evitar que se desplome.
Al ingresar, luego de pasar el zaguán, se aprecian unas conservadas butacas distribuidas en las ubicaciones de platea, mezanine y popular.
Lo mismo se puede decir de su amplio tablado. Apropiado para efectuar las más exigentes escenificaciones.
El otro día, tuvimos la oportunidad de estar detrás de bambalinas y comprobamos que el trascendental coloso se ha quedado en el tiempo.
El telón de boca, que separa el estrado del público, se abre de abajo arriba, a diferencia de los más modernos que se separan de la mitad a los costados.
Los cambios se producen en momentos que termina una escena y se alista la que continúa.
Sin embargo, lo novedoso del telón del teatro Municipal es que las cuerdas que permiten levantarlo o bajarlo carecen de un mecanismo apropiado.
Aunque parezca raro, es movilizado por un hombre que debe emplear todas sus fuerzas para jalar una pesada armazón de madera hacia abajo, tal como era hace muchísimo años atrás.
Sería oportuno efectuar las gestiones ante los organismos competentes para superar esta situación con un rodillo mecánico u otro implemento más sofisticado, acorde con la prestancia del lugar.
Una innovación en ese sentido sería un paso valioso en favor del importante monumento de la cultura trujillana…
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