martes, 23 de marzo de 2010

¡HA MUERTO EL SENTIDO COMÚN...!



Las sabias lecciones del Sentido Común no pueden ser olvidadas tan fácilmente por la humanidad...

Hoy lloramos la muerte de un querido amigo: el Sentido Común, que ha estado entre nosotros durante muchos años.

Nadie sabe a ciencia cierta qué edad tenía, puesto que los datos sobre su nacimiento, hace mucho que se han perdido en manos de la burocracia.

Será recordado por haber sabido cultivar lecciones tan valiosas como: “Hay que trabajar para tener un techo propio” y “Se necesita leer todos los días un poco”, para saber por qué los pájaros que madrugan consiguen lombrices y también para reconocer las verdades de frases como “La vida no siempre es justa” y “Tal vez haya sido yo el culpable”.

El Sentido Común vivió bajo simples y eficaces consignas: “No gastes más de lo que ganas” y entregar versiones confiables como “Los adultos, no los niños, están a cargo”.

Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se aplicaron reglas bien intencionadas, pero ineficaces como informes de niños de seis años acusados de abuso sexual, por haber dado un beso a una compañera de clases o adolescentes que debieron irse a otro colegio por haber denunciado a un compañero distribuidor de droga y una maestra despedida por reprender a un alumno indisciplinado, sólo hicieron que empeorara su condición.

El Sentido Común perdió terreno cuando los padres atacaron a los maestros únicamente por hacer el trabajo en el que ellos fracasaron: disciplinar a sus ingobernables hijos.

Aunque, eso sí, tenían prohibido informar a los progenitores si una alumna estaba embarazada y menos, si quiere abortar.

El Sentido Común perdió el deseo de vivir cuando los Diez Mandamientos se convirtieron en material risible, algunas iglesias en infames negocios y cuando los criminales empezaron a recibir mejor trato que las víctimas.

Para el Sentido Común fue un duro golpe saber que una persona ya no puede defenderse del ladrón en su propia casa, pero sí que este sujeto pueda demandarnos por agresión y que si un policía mata a un delincuente, incluso si éste estaba armado, sea inmediatamente investigado por exceso de defensa o acusado de gatillo fácil.

La muerte del Sentido Común fue precedida por la de sus padres: Verdad y Confianza, la de su esposa Discreción, sus hijas Responsabilidad y Justicia y la de su hijo Raciocinio.

Le sobrevivieron sus espantosos hermanastros: “Llama a mi abogado”, “Yo no fui”, “No te metas” y “Soy una víctima de la sociedad”.

No hubo mucha gente en su funeral, porque muy pocas se enteraron que se había ido.

No seamos como la mayoría. ¡Tratemos de recuperar y evitar que desaparezcan sus sabias lecciones…!

Correo electrónico de Bernardo Chico Balarezo

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