En todas las entidades laborales del mundo, incluso las más pequeñas, existe un obligatorio y rígido control de la asistencia de sus servidores.
El registro se efectúa tanto en el momento de ingresar al recinto, como a la salida.
Dicho mecanismo permite obtener un listado cronométrico mensual, que sirve como referencia fundamental para hacer la cancelación de las remuneraciones respectivas.
Por eso, llama poderosamente la atención, la grave denuncia formulada por un programa televisivo dominical en torno a las licencias otorgadas a un legislador en las numerosas oportunidades que salió al extranjero.
El informe indica que en viajes de trabajo a España, Italia, Rusia y Egipto, entre otros, el representante del pueblo se excedió en el tiempo designado para cada evento.
Incluso, la situación adquiere caracteres alarmantes, cuando se adjuntan las declaraciones de sus propios compañeros de travesía, quienes revelan que no lo vieron en las citas oficiales convocadas.
Entrevistado sobre el particular, el congresista manifestó, con tono soberbio, que en todos los casos, empleó varios días de anticipación y posteriores a los compromisos internacionales.
Lo clamoroso del hecho es que, pese a sus evidentes inasistencias fuera de las autorizadas, cobró su sueldo íntegro.
Esto motiva a formularnos la interrogante en el sentido de si realmente existe algún sistema efectivo de control de concurrencia en el Congreso del Perú.
Y, en el caso que hubiera, da la impresión que no funciona como debe ser, porque de otra manera no se explica que ocurran situaciones como la que comentamos.
Respecto al parlamentario, mortifica la manera como trata de justificar los días de exceso, expresando que los pagó con su propio dinero.
De comprobarse la veracidad de la denuncia periodística, el implicado debe ser sancionado ejemplarmente, pues su actitud constituye una burla a quienes confiaron en él y al pueblo peruano en general.
Sin embargo, el problema presentado demuestra que algo no está funcionando correctamente en el tablero de asistencia del Parlamento o en la verificación de las tarjetas.
El condenable comportamiento del congresista en mención revela, una vez más, que un gran porcentaje del electorado nacional se equivocó en el instante de depositar su voto.
Igualmente, que los partidos políticos no se esmeran, ni preocupan en proponer personas idóneas que trabajen por el país, sino gente improvisada que sólo persigue satisfacer sus conveniencias e intereses personales…
No hay comentarios:
Publicar un comentario