martes, 11 de diciembre de 2007

CUANDO LA BRECHA SE AHONDA…

Los gobiernos con sus acciones violan la democracia y contribuyen a la desigualdad social..



Sean cristianos o no, las fiestas de Navidad siempre generan una especial expectativa en las personas de todas las edades.

Mientras los niños esperan y piden, con caprichosa ansiedad, un juguete o propina, los adultos aspiran a una mejor gratificación de parte de sus gerentes o el estado.

Y si el anhelo deja de cristalizarse, se genera la decepción, la amargura y el rechazo, propio de todo ser humano que se siente frustrado.

Por eso los padres tratan en lo posible de cumplir equitativamente con la petición de sus hijos aprovechando para invocarles más dedicación en el estudio y mayor colaboración en el hogar

Con frecuencia los regalos, aunque diferentes, tienen similar costo. No se prefiere a un hijo, ni se relega a otro.

Lo mismo debe ocurrir con los empresarios y el poder, si nos referimos a los trabajadores estatales. Ellos representan a los jefes de familia en el macroanálisis.

Pero cuando se adoptan decisiones como las que con frecuencia asume el ejecutivo o el congreso de la república de favorecer a unos cuantos y descuidar a la mayoría, se genera la disconformidad social.

No puede explicarse de otra manera la actitud del gobierno actual y los anteriores de otorgar, como siempre, un sueldo o más, de gratificación a los ministros, parlamentarios, poder judicial y funcionarios públicos y apenas doscientos soles al resto.

Para ellos es muy simple. Claro, porque tienen las leyes y disposiciones en sus manos, y vaya que las utilizan con admirable habilidad en función del beneficio propio. Al final, nadie se opone.

Medidas de este tipo desairan la democracia que únicamente sirve para llenar la boca de los políticos y dejan sin piso a los derechos humanos que hoy, más que nunca, se pregonan a todos los vientos.

La situación es aún más lamentable cuando se constata que la bonificación favorece sólo a los que ganan más.

Es muy fácil distribuir el dinero disponible. Aquello que se pretende otorgar en abundancia a unos, debe incrementarse a los más desfavorecidos. Nadie quedaría insatisfecho.

Lo cierto es que habría menos descontento y críticas si el beneficio navideño o de fiestas patrias fuera igual para todos.

Actitudes del estado como las que comentamos únicamente contribuyen a aumentar el malestar general y, lo que es peor, a profundizar en forma alarmante la brecha que divide a los que más tienen de los que más necesitan……

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