La consideración a los pensionistas es de miseria en el Perú...
“Aumentan a pensionistas”, “Suben 30 soles a
jubilados”, fueron algunos de
los titulares de los diarios capitalinos el último domingo.
De primera impresión, es una buena
noticia. Aunque no alcanza a compensar los elevados costos de la inflación anual
acumulada del 3.22 por ciento según el INEI.
La nota de prensa del ministerio de
Economía señala que decenas de miles de pensionistas recibirán el incremento.
Añade que para ello es necesario
tener más de sesentaicinco años y ganar menos de dos Unidades Impositivas
Tributarias.
Es cierto, el dispositivo está
dirigido a paliar con esa miseria las falencias económicas de ex trabajadores
públicos cuyos sueldos son paupérrimos.
Consciente su crítica situación económica, a
comienzos de siglo, el gobierno les asignó un beneficio denominado FONAHPU.
Consiste en un bono de poco más de
trescientos soles que se les entrega dos veces al año.
Lo que la información ministerial no
consigna es que, este “famoso aumento de treinta soles” lleva consigo una
trampa.
Se lo explicamos. Como esa dádiva se
repite todos los años en el mes de enero, llega
un momento que el pensionista alcanza los mil soles.
Es allí cuando, en forma automática
y de acuerdo a ley, deja de percibir el FONAHPU. Les da unos cuantos soles y
les quita una mayor cantidad.
Entonces, el cesante y jubilado
bordeando los ochenta años, obligado a supervivir con ese mísero sueldo, queda
desamparado.
Recordemos que la tercera edad es el
momento más crítico y difícil en la vida del ser humano.
Durante esa etapa aparece no una
sino una cadena de enfermedades que requieren ser atendidas en un país donde
las prestaciones de salud, pese a que se descuentan, hay que mendigarlas.
Esa es la clamorosa realidad del tan
voceado “aumento de treinta soles a los pensionistas”.
Por su edad, ellos no están en capacidad de
levantar su voz, mucho menos de salir a las calles a protestar. ¿Quién reclama
por ellos…? Nadie.
El presidente, su esposa, los
ministros, congresistas, nadie se acuerda de los cesantes y jubilados que
dieron su vida en las labores estatales.
Pero si aparecen para firmar y ordenar
la difusión de este traicionero aumento que es una muestra papable de la indiferencia
de la sociedad en su conjunto.
Ojalá que un día elijamos
gobernantes que, cuando hablen de inclusión social, se acuerden de los
pensionistas y eliminen normas ridículas como este infame aumento con trampa…
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