Plaza de armas de Bagua, provincia de Amazonas, sede del conflicto que generó numerosas muertes innecesarias...
Desde los albores de la humanidad, cuando las organizaciones sociales aún no se habían consolidado, la principal preocupación de los seres humanos fue establecer lazos de comunicación entre ellos.
Según los estudios, ante la carencia de un lenguaje articulado como el actual, se utilizó la mímica, basada en el movimiento de los músculos de la cara, identificados por los gestos.
También agitando los dedos y las extremidades superiores, que constituyen los ademanes, hasta incluir las actitudes representadas por el accionar de todo el cuerpo.
Cada una de estas distintas expresiones trasmite un mensaje con su respectivo código o significado, la mayoría de los cuales se mantiene hasta nuestro tiempo.
Ahora, sustentado en el vertiginoso avance de la ciencia y la tecnología, nada ha desarrollado tanto como los sistemas de comunicación.
Dentro de ese contexto, el diálogo quedó instituido en el eje y fundamento de la existencia humana, al extremo que todo gira en torno a él.
Consiste en el intercambio de ideas, opiniones, pensamientos y sentimientos, hasta arribar a una conclusión. Llegar a un acuerdo definitivo.
Por eso, es inexplicable que en el caso de los luctuosos sucesos producidos el fin de semana, entre el gobierno y los nativos de Bagua, no se hayan agotado todas las instancias lo que, sin la menor duda, hubiese evitado las numerosas muertes que ahora lamentamos.
El enfrentamiento surgió, posiblemente, debido a la desesperación de no ser atendidos en sus peticiones, por un lado y obedeciendo órdenes superiores, por el otro.
Al final, estamos deplorando la desaparición de seres humanos, nuestros compatriotas, que dejan numerosas familias desintegradas y sumidas en el más profundo dolor.
El derramamiento de sangre pudo evitarse. La situación de reclamo surgió hace un tiempo y debió dársele la trascendencia oportuna, antes de adoptar decisiones unilaterales.
Tal vez, insistir en explicar con claridad a los aborígenes acerca de la ayuda, asesoramiento y beneficios, que podrían recibir del estado para no ser perjudicados, como sostienen.
Todo. Todo era factible, con tal de no enfrentarnos entre nosotros mismos.
Lo que sorprende es que el gobierno, en lugar de iniciar una campaña de concienciación en la zona del conflicto, haya roto la comunicación y siga actuando igual, lo que podría originar más enfrentamientos y el nacimiento de sectores resentidos.
No es momento de culpar a una parte u otra. Si los habitantes del lugar se oponen a un dispositivo gubernamental, pues habrá que revisarlo. Jamás imponerlo.
La masacre producida debe servir de ejemplo, porque en otras zonas existen grupos efervescentes que podrían desencadenar situaciones semejantes.
No más muertes. No nos eliminemos entre hermanos. ¡Más diálogo…!
No hay comentarios:
Publicar un comentario