Padre es quien enseña a sus hijos a conducirse por el escabroso camino de la vida...
Uno de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios pide a los hombres: “Honra a tu padre y a tu madre para que tus días se alarguen en la tierra…”.
Y allí se encierra aquella proyección que debemos tener todos los seres humanos, como hijos, hacia nuestros progenitores. Aquellos que nos dieron la vida.
Existimos gracias a ellos. Porque desde que se conocieron y decidieron unirse por amor, nos estaban dando la oportunidad de concebirnos.
Y todos los éxitos y satisfacciones los conseguimos por el ejemplo que ellos nos dieron.
Por ese motivo se estableció rendir homenaje a la Madre, designándole un día del año y todos quedamos contentos. Nadie hizo objeción alguna.
Sin embargo, faltaba algo. Cumpliendo con los sagrados planteamientos del Señor, se optó por escoger igualmente una fecha para el Padre.
La idea nació en Estados Unidos en 1909. En 1924 se estableció como celebración nacional y en 1966, Lyndon Johnson le dio el carácter de proclamación presidencial.
La grata rememoración es hoy, tercer domingo de junio en el Perú, porque la celebración varía según las costumbres y tradiciones de cada país.
El Día del Padre es una ocasión para pensar en ellos, recordar todo lo que hicieron y hacen por nosotros y reconocer la importancia que debemos darles.
Al valorar sus enseñanzas, ver la forma como impone la disciplina en casa con amor y ser el guía permanente de nuestros pasos, es una manera de rendirle homenaje.
Padre es aquel que aconseja, orienta, exige pero sin dejar de amar y anima en cada derrota que puedan tener sus hijos.
Como dice la poesía, padre es el maestro de la vida. Aquel que nunca muere pues, aunque no esté presente, continúa orientando desde el cielo con sus enseñanzas.
Finalmente, vale recordar una frase que debía colgarse en la entrada de cada hogar: “Un buen padre vale por cien maestros…”
Uno de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios pide a los hombres: “Honra a tu padre y a tu madre para que tus días se alarguen en la tierra…”.
Y allí se encierra aquella proyección que debemos tener todos los seres humanos, como hijos, hacia nuestros progenitores. Aquellos que nos dieron la vida.
Existimos gracias a ellos. Porque desde que se conocieron y decidieron unirse por amor, nos estaban dando la oportunidad de concebirnos.
Y todos los éxitos y satisfacciones los conseguimos por el ejemplo que ellos nos dieron.
Por ese motivo se estableció rendir homenaje a la Madre, designándole un día del año y todos quedamos contentos. Nadie hizo objeción alguna.
Sin embargo, faltaba algo. Cumpliendo con los sagrados planteamientos del Señor, se optó por escoger igualmente una fecha para el Padre.
La idea nació en Estados Unidos en 1909. En 1924 se estableció como celebración nacional y en 1966, Lyndon Johnson le dio el carácter de proclamación presidencial.
La grata rememoración es hoy, tercer domingo de junio en el Perú, porque la celebración varía según las costumbres y tradiciones de cada país.
El Día del Padre es una ocasión para pensar en ellos, recordar todo lo que hicieron y hacen por nosotros y reconocer la importancia que debemos darles.
Al valorar sus enseñanzas, ver la forma como impone la disciplina en casa con amor y ser el guía permanente de nuestros pasos, es una manera de rendirle homenaje.
Padre es aquel que aconseja, orienta, exige pero sin dejar de amar y anima en cada derrota que puedan tener sus hijos.
Como dice la poesía, padre es el maestro de la vida. Aquel que nunca muere pues, aunque no esté presente, continúa orientando desde el cielo con sus enseñanzas.
Finalmente, vale recordar una frase que debía colgarse en la entrada de cada hogar: “Un buen padre vale por cien maestros…”
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