Martes 24 de diciembre. Una vez más,
esta noche, celebramos la Navidad. El nacimiento de Jesús. El Redentor del
mundo cristiano.
Pero. Amigo lector. ¿Sabe usted
realmente qué significa la Navidad…?
No. No es un simple saludo. Tampoco
un abrazo. Ni siquiera un regalo. Mucho menos un brindis.
Navidad, es un momento dedicado a la
reflexión interior. Profunda. Solos. Con la mente en blanco. Los ojos cerrados.
En silencio absoluto.
Es pensar en nosotros mismos. Si
hemos madurado con los años. Con las enseñanzas de la vida. En el trato con lo
demás.
Tal vez aquí es oportuno acudir a la
expresión de Baruch de Spinoza: “No me busques fuera. No me encontrarás.
Búscame dentro. Ahí estoy… latiendo en ti…”
¿Qué somos como personas…? Y, sobre
todo, cómo nos comportamos ante quienes nos rodean. Con la familia, los
extraños, los desconocidos.
Navidad es sinónimo de amor, perdón,
compresión, respeto al prójimo. ¿Actuamos sobre la base de esos sagrados
principios…?
No interesa el cargo que tengamos.
Profesional, jefe, funcionario, empleado, secretaria, obrero, taxista, chofer,
cobrador. Lo que fuera.
Existe un termómetro muy sencillo
para saber si estamos actuando de manera correcta. Ahora se lo diremos.
Póngase siempre en el lugar del otro.
Si, de aquel que tiene al frente. Con quien habla o está atendiendo en ese
instante.
Si usted considera que le duele,
molesta o incomoda, es probable que le duela también a esa persona.
¿Por qué no nos hacemos una promesa
esta Noche Buena…?
¿Por qué no nos trazamos, de una vez
por todas, el reto de cambiar nuestra manera de ser…?
Empecemos de inmediato. Seguro que nos
sentiremos bien y quienes están en nuestro entorno quedarán satisfechos.
Lo que es mejor. Los niños nos
tendrán como modelo y nos imitarán.
Desterremos de lo más hondo de nuestros
corazones el odio, la envidia, la
vanidad, el rencor, la violencia.
En nombre de Jesús. Que el amor al
prójimo sea nuestra meta absoluta. Seamos amables. Bridemos una sonrisa. Seguro que ganaremos todos.
Propongámonos a partir de hoy ser
más amigos, más humanos, más hermanos… ¡Feliz Navidad…!
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