martes, 24 de diciembre de 2013

SEAMOS MÁS HERMANOS. ¡FELIZ NAVIDAD…!



            


Martes 24 de diciembre. Una vez más, esta noche, celebramos la Navidad. El nacimiento de Jesús. El Redentor del mundo cristiano.
             
Pero. Amigo lector. ¿Sabe usted realmente qué significa la Navidad…?
             
No. No es un simple saludo. Tampoco un abrazo. Ni siquiera un regalo. Mucho menos un brindis.
             
Navidad, es un momento dedicado a la reflexión interior. Profunda. Solos. Con la mente en blanco. Los ojos cerrados. En silencio absoluto.
            
Es pensar en nosotros mismos. Si hemos madurado con los años. Con las enseñanzas de la vida. En el trato con lo demás.
             
Tal vez aquí es oportuno acudir a la expresión de Baruch de Spinoza: “No me busques fuera. No me encontrarás. Búscame dentro. Ahí estoy… latiendo en ti…”
             
¿Qué somos como personas…? Y, sobre todo, cómo nos comportamos ante quienes nos rodean. Con la familia, los extraños, los desconocidos.
             
Navidad es sinónimo de amor, perdón, compresión, respeto al prójimo. ¿Actuamos sobre la base de esos sagrados principios…?
             
No interesa el cargo que tengamos. Profesional, jefe, funcionario, empleado, secretaria, obrero, taxista, chofer, cobrador. Lo que fuera.
             
Existe un termómetro muy sencillo para saber si estamos actuando de manera correcta. Ahora se lo diremos.
             
Póngase siempre en el lugar del otro. Si, de aquel que tiene al frente. Con quien habla o está atendiendo en ese instante.
             
Si usted considera que le duele, molesta o incomoda, es probable que le duela también a esa persona.
            
¿Por qué no nos hacemos una promesa esta Noche Buena…?
             
¿Por qué no nos trazamos, de una vez por todas, el reto de cambiar nuestra manera de ser…?
              
Empecemos de inmediato. Seguro que nos sentiremos bien y quienes están en nuestro entorno quedarán satisfechos.
             
Lo que es mejor. Los niños nos tendrán como modelo y nos imitarán.
             
Desterremos de lo más hondo de nuestros corazones el odio, la envidia,  la vanidad, el rencor, la violencia.
             
En nombre de Jesús. Que el amor al prójimo sea nuestra meta absoluta. Seamos amables. Bridemos  una sonrisa. Seguro que ganaremos todos.
             
Propongámonos a partir de hoy ser más amigos, más humanos, más hermanos… ¡Feliz Navidad…!       

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