Villasanti, guardameta del Inti Gas, tapó un penal a la Universidad César Vallejo...
Urgente. Se busca un ejecutor de penales.
Es el anuncio que deben difundir en todos los medios de comunicación los
directivos de la Universidad César Vallejo.
Porque en apenas una semana no se
pueden empatar dos partidos que pudieron ser sendas victorias si se convertía
la pena máxima.
Conste que la UCV se está jugando la
punta del torneo descentralizado o una ubicación decorosa, según el
pronunciamiento de quienes conducen la
institución.
Hace siete días, fue en Casa Grande.
El match frente al León de Huánuco estaba por terminar igualado.
Ocurre un empujón dentro del área.
Penal. Jugadores y comando técnico de los visitantes reclaman y se produce un
conato de lío.
Calmados los ánimos, pero no la tensión
para quien debía hacer efectiva la falta, dispara y el guardameta desvía.
El sábado pasado, se repitió la
escena en Ayacucho ante el Inti Gas.
Promediando el segundo tiempo, hay
una infracción dentro de la zona de peligro y el juez sanciona el penal.
Al contrario del encuentro anterior,
el más joven del plantel fue escogido para ejecutar la sanción. Y falló.
Finalizado el cotejo, los “poetas”
volvieron a empatar sin abrir el marcador. Un calco de lo sucedido en el valle
Chicama.
Aquí debe entrar a tallar la mano de
Rivera. Oiga usted, antes o después de los ensayos de rigor, exija a cada uno
de los muchachos a practicar el tiro de
los doce pasos.
Y si hay necesidad de ampliar el
horario de trabajo para cumplir con esta misión, proceda no más.
Un futbolista profesional no solo
debe dominar la pelota, dar el pase preciso, tener velocidad, ser hábil y vivaz
al máximo, sino también saber patear y convertir penales. Son parte del juego.
Esa condición integra su currículo.
Así que no hay lugar a reclamo. A ensayar se ha dicho.
No obliguen a César Acuña a publicar
el aviso del título…
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