miércoles, 10 de julio de 2013

JUAN PABLO II: ¡DEVUELVE A TRUJILLO LA PAZ…!

Juan Pablo II pronto será santo. Devuelve la paz que Trujillo gozaba cuando recorriste nuestras calles...

             
Hace pocos días, el Vaticano informó al mundo que el Papa Juan Pablo II será proclamado santo antes del fin de año.
             
El anuncio fue recibido con singular beneplácito por la comunidad católica mundial en mérito a los milagros que realizó.
           
Así mismo, debido a su infinita bondad, ternura y cariño sin límites que lo llevó incluso a estrechar la mano y perdonar a un ciudadano turco que atentó contra su vida.
            
Aún más, se le recuerda por ser el pontífice que, de manera incansable, viajó por todos los confines del planeta llevando su elevado mensaje de amor, unidad y paz por lo que se le llamó el Papa Peregrino.
              
Sin embargo, la consagración como santo de Karol Wojtyla  posee especial significado para la colectividad trujillana.
            
Claro. En febrero de 1985 pisó nuestra tierra siendo recibido fervorosamente por miles de personas que se congregaron a lo largo del trayecto.
           
 Visitó el Palacio Arzobispal donde aún se conservan algunos objetos que usó y la cama en la cual reposó durante su breve estancia.
             
Sus emotivas palabras, en perfecto español, fueron expresadas en el ya tradicional Óvalo Papal donde se dio tiempo para levantar en sus brazos a niños y saludar a toda la gente.
             
En aquel entonces  nuestra urbe se caracterizaba por ser una de las más tranquilas y pacíficas del país.
            
Juan Pablo II le derramó su bendición, tal como lo recordó el sacerdote José Ortiz de la parroquia Nuestra Señora de la Paz.
            
Transcurrido más de un cuarto de siglo de aquel trascendental acontecimiento, la ciudad ha progresado y cambiado a la vez.
             
Debido al desarrollo económico, se  impulsó el arribo de oleadas de  inmigrantes de diferentes lugares para establecerse aquí.
             
El apacible panorama que distinguía la ciudad se fue transformando paulatinamente para ingresar, sin desearlo, en una peligrosa escala de inseguridad.
              
Por todo aquello es que, ahora que Juan Pablo II está a punto de adquirir la santidad, solo queda evocar los inolvidables momentos de su visita y hacerle un comunitario pedido:
             
Desde el altísimo donde moras, vuelve a derramar tu bendición sobre esta tierra que algún día caminaste a nuestro lado.
             
Ora por nosotros. Termina con la deshonestidad política y a todo nivel, la rivalidad fratricida, la extorsión y la violencia.
             
¡Devuélvenos la tranquilidad, la seguridad y la paz…!

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