Neil Armstrong saluda con la mano sobre la frente desde la superficie de la Luna. El vespertino SATÉLITE de Trujillo lleva su nombre en homenaje a esa proeza...
Parece increíble, pero en el devenir histórico suceden acontecimientos que están concadenados entre si.
Existen infinidad de evidencias, no obstante, la más cercana e inmediata está vinculada a este vespertino.
En forma particular con el primer número que salió a las calles y fue devorado por el público trujillano.
Gestado por la original iniciativa del Embajador Vicente Cerro Cebrián y el comandante Alfonso Burga Tello, luego de varias pruebas, debía aparecer en la segunda quincena del mes de julio de 1969.
Simultáneamente, a miles de kilómetros de distancia, en la base de Cabo Cañaveral, Florida, la NASA se disponía enviar la misión Apolo 11 a la Luna.
El objetivo era no solo sobrevolar alrededor, como había ocurrido en anteriores proyectos, sino descender sobre su superficie.
Por eso cuando se tuvo que pensar en el nombre de la flamante publicación salió de inmediato la respuesta: ¡SATÉLITE…!
Y mientras en Estados Unidos se ultimaban los detalles para la primera exploración lunar, en Trujillo se ponían en actividad todos los departamentos comprometidos en el lanzamiento periodístico inaugural.
Cuando estuvo listo, la tarde del 17 de julio, hace 43 años, irrumpió por primera vez el diario que Usted tiene en las manos.
Tres días después, la nave espacial se posaba sobre la Luna y sería el comandante de la nave Neil Armostrong, en primero en bajar y caminar.
Las imágenes en vivo trasmitidas por televisión, que entonces era en blanco y negro, se vieron en todo el mundo, incluyendo el Perú.
Quienes tuvimos la oportunidad de observarlas comprobamos que cada paso del astronauta era equivalente a un gran salto debido a la ingravidez del satélite.
Fue un momento cumbre que quedó registrado para la posteridad en las páginas de la historia del mundo contemporáneo.
La evocación surge debido al reciente deceso de Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, a los ochenta y dos años de edad, en Ohío.
En su desaparición, no podíamos dejar de dedicarle estas líneas, tal como lo hicimos cuando cumplió su proeza.
Con esto desvirtuamos el comentario de un diario capitalino ya desaparecido que sostiene que fue “el primer medio peruano impreso en informar sobre la hazaña en mismo día”. SATÉLITE, como siempre, también la publicó ese día…
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