Dentro de un ambiente de desconocimiento y hasta cierto temor en la ciudadanía, entró en rigor a nivel nacional el dispositivo que sanciona a los peatones que infringen las reglas de tránsito.
El objetivo fundamental es reducir la elevada incidencia de accidentes debido a que un considerable porcentaje es atribuido a los propios viandantes.
Según la norma, se establece una escala de infracciones y el consiguiente pago de multas.
Como novedad se sanciona a los irresponsables con trabajos comunitarios. Algo que nunca se cumple en el país.
Igualmente dispone que quienes se nieguen a cancelarlas serán reportados a las entidades del riesgo financiero para impedir que realicen préstamos.
La ley que entra en vigencia es loable, pues la mayoría de peruanos no estamos acostumbrados a conducirnos correctamente por las calles, mucho menos cuando se trata de cruzar las vías.
Sin embargo, a pesar de haberse promulgado hace más de tres meses, en Trujillo no se ha cumplido con efectuar la respectiva campaña de concienciación en la colectividad.
Muy diferente a otras ciudades, como Lima, donde se desarrollaron acciones de sensibilización, distribución de afiches, folletos y la aplicación de papeletas educativas.
Tal vez lo adecuado hubiese sido realizar esas tareas en todos los centros de estudios, incluyendo el universitario, así como en las entidades públicas y privadas de todo nivel.
Fatalmente no fue realizada por ningún organismo rector como hubiese sido lo adecuado.
Lo cierto es que los plazos se cumplieron y ahora nos encontramos ante una disposición que era solicitada desde hace buen tiempo, pero que presenta deficiencias y traerá complicaciones.
A todo esto debe añadirse que aún no entra en funcionamiento el sistema de semaforización anunciado por el municipio y hay señales peatonales mal trazadas o no existen.
Además, si no contamos con el número suficiente de policías para imponer multas a los infractores del tránsito vehicular y combatir la delincuencia.
¿Habrá efectivos para identificar a los viandantes imprudentes…?
La respuesta es: no.
Esto es un indicativo irrefutable que la aplicación del reglamento peatonal es inoportuna.
Por ahora, lo ideal es una fase previa de implementación de los elementos indispensables que exige la norma y otra de orientación masiva adecuada.
Recién entonces, procederá multar a quienes no respeten la ley…
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