sábado, 29 de agosto de 2009

MÁS CONGRESISTAS: ¡UNA IDEA SIN CONSENSO…!


Congreso peruano. Quieren ser más, pero los que están ni siquiera convencen...







Si se acepta el pedido de un vocero oficialista, esta semana debe debatirse en el Congreso la reforma constitucional que permita el incremento del número de parlamentarios.

En una primera instancia se aprobó aumentar de ciento veinte a ciento treinta la cantidad legal de representantes.

Existe la confianza que se obtendrán los votos requeridos para conseguir esa modificación.

La propuesta debe ser sometida a una segunda votación en sesión plenaria.

Uno de los fundamentos de esa elevación es que “Perú tiene uno de los congresos menos representativos respecto a la masa poblacional”.

Así mismo, que “otros parlamentos de la región tienen mucho más miembros”.

Sin embargo, no se menciona que los congresistas de los países vecinos trabajan mucho más que lo nuestros, carecen o tienen un mínimo de asesores y, especialmente, no gozan de tan elevadas remuneraciones, aparte de numerosas bonificaciones y otros beneficios.

Por último, y al contrario de lo que ocurre aquí, la eficacia de su labor satisface a plenitud las aspiraciones de los electores que depositaron su confianza en ellos.

Debemos recordar que el Congreso peruano, desde hace varios años, ostenta un impresentable índice de aprobación en las encuestas más elementales.

Tal vez, esa es la razón fundamental por la cual la población no comparte el proyecto de incrementar el número de curules.

Sin embargo, también es cierto que casi todas las agrupaciones políticas respaldan el planteamiento, lo que hace temer que pueda ser ratificado.

No obstante, es conveniente que se sepa que la gran mayoría de los ciudadanos no aprueba, ni menos comparte esa idea. Lo que se desea es calidad, no cantidad.

Eso quedará demostrado cuando, luego de la decisión final, se escuche la opinión de los ciudadanos, muchos de los cuales se sentirían mejor, si supieran que se ha reducido su número.

Es que, desde el punto de vista financiero, más gente en el congreso significa mayor inversión del dinero público que, necesariamente, no saldrá del bolsillo de quienes apoyan la propuesta.

Lo mismo ocurre con el inacabable proyecto de la bicameralidad que, según sus impulsores, “no representará mayor gasto al erario nacional”.

¿Y quién les cree…?

Gracias a Dios, hemos madurado y ahora no será fácil caer en el embuste.

Aunque parece que poco les importa. No olviden que decisiones, como éstas que no cuentan con la aprobación popular, terminan por debilitar aún más la pálida y alicaída imagen del parlamento…

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