Caminar por la Muralla China es una experiencia inolvidable...Es una de las Siete Maravillas del Mundo. Fue escogida por más de cien millones de electores en julio del 2007.
Desde 1987, la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad. Mide 7,600 kilómetros de longitud y fue construida hace 2,500 años.
Tiene diez metros de ancho y de diez a treinta metros de altura, según las zonas. Es la Gran Muralla China.
Se puede llegar hasta sus linderos partiendo de Beijín luego de hora y media de recorrido en bus para cubrir la distancia que existe hasta la ciudad de Badaling.
La construcción va de este a oeste y atraviesa montañas, ríos, valles, praderas y desiertos.
Lo raro es que, en lugar de rodear las elevaciones, continúa su ruta hacia la cumbre originando enormes desniveles lo que hace fatigoso el recorrido.
Todo eso permite hacerse una idea de lo que habrá costado construirla. Según documentos: “los cuerpos de los obreros que murieron en el intento sirvieron para amortiguar el peso de las piedras”.
La muralla comunicaba una diversidad de ciudades chinas con el Golfo Pérsico, el Mediterráneo Oriental y los mercados europeos.
Cada doscientos o trescientos metros existen torres utilizadas para la defensa donde, según las referencias históricas, se establecían cien soldados.
Las atalayas, ubicadas cada cierto trecho, permitieron habilitar un millón de soldados permanentes a lo largo de la muralla. Más un millón de reemplazos, de acuerdo a los datos de la época, hacían un total de dos millones de militares activos.
Según la opinión de quienes tuvieron la oportunidad de recorrer determinados tramos de la Gran Murallas China, se trata de una experiencia inolvidable.
Y no les falta razón, pensar que la construcción guarda la memoria de millares de personas que la transitaron en una y otra dirección, con mil y una finalidades.
“Cuando se asciende paso a paso por ese milenario sendero, sostienen, es como si uno estuviera cada vez más cerca de las nubes y el cielo…”
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