Madrid de noche. España explota al máximo sus atractivos turísticos. Un ejemplo a imitar...
La fabulosa cifra de cincuentinueve millones doscientos mil turistas arribó a España en año 2007. Más del doble de la población del Perú
Esa cantidad, de por si envidiable para cualquier país, se incrementó en un millón, en comparación con el año anterior.
Los impresionantes datos fueron revelados a comienzos de semana por el ministerio de Industria, Turismo y Comercio del gobierno de la península ibérica.
Añadió que los gastos realizados por los foráneos bordean los cuarentisiete millones de euros.
Aún más, el promedio de gasto por visitante fue de 865 euros, lo que equivale a noventicuatro euros por día, con un incremento de casi el cinco por ciento.
Esta semana también, el embajador nipón en España, Motohide Yoshikawa, declaró que doscientos sesenta mil japoneses llegaron la península.
Resaltó el efecto reversivo que genera el turismo al informar que en el país oriental existen seiscientas cincuenta academias de flamenco con un total de ochenta mil jóvenes matriculados.
Igualmente que el jamón hispano y el aceite de oliva han adquirido un elevado consumo dentro del exigente paladar japonés, a pesar de ser poco conocidos.
En el Perú la cifra anual de turistas supera los dos millones y nosotros lo festejamos.
Conste que nuestro país cuenta con una Maravilla del Mundo y muchísimos atractivos más, pero no nos proponemos incentivar y proteger al turista, como se hace en otras naciones.
Sobre todo, falta la decisión gubernamental para dignificar el poder Judicial y erradicar la delincuencia con leyes drásticas y sin contemplaciones, ni concesiones. Y con derechos humanos que defiendan más al ciudadano que al malhechor.
Por la calle caminan personas que tienen verdaderos records de ingresos al penal y no pasa nada. Continúan atentando contra la sociedad amparados en la benignidad de las normas.
Tampoco hay disposiciones que restrinjan el uso de armas de fuego a la gente. Cualquiera puede portarlas.
Esa es la razón por la que, a nivel mundial, el Perú es catalogado como “uno de los países de mayor riesgo para el turista debido al alto nivel de crimen y violencia”.
Ojalá que algún día nuestros gobernantes decidan actuar con mano férrea contra el delito para poder explotar al máximo ese riquísimo legado turístico que poseemos. Ojalá…
Esa cantidad, de por si envidiable para cualquier país, se incrementó en un millón, en comparación con el año anterior.
Los impresionantes datos fueron revelados a comienzos de semana por el ministerio de Industria, Turismo y Comercio del gobierno de la península ibérica.
Añadió que los gastos realizados por los foráneos bordean los cuarentisiete millones de euros.
Aún más, el promedio de gasto por visitante fue de 865 euros, lo que equivale a noventicuatro euros por día, con un incremento de casi el cinco por ciento.
Esta semana también, el embajador nipón en España, Motohide Yoshikawa, declaró que doscientos sesenta mil japoneses llegaron la península.
Resaltó el efecto reversivo que genera el turismo al informar que en el país oriental existen seiscientas cincuenta academias de flamenco con un total de ochenta mil jóvenes matriculados.
Igualmente que el jamón hispano y el aceite de oliva han adquirido un elevado consumo dentro del exigente paladar japonés, a pesar de ser poco conocidos.
En el Perú la cifra anual de turistas supera los dos millones y nosotros lo festejamos.
Conste que nuestro país cuenta con una Maravilla del Mundo y muchísimos atractivos más, pero no nos proponemos incentivar y proteger al turista, como se hace en otras naciones.
Sobre todo, falta la decisión gubernamental para dignificar el poder Judicial y erradicar la delincuencia con leyes drásticas y sin contemplaciones, ni concesiones. Y con derechos humanos que defiendan más al ciudadano que al malhechor.
Por la calle caminan personas que tienen verdaderos records de ingresos al penal y no pasa nada. Continúan atentando contra la sociedad amparados en la benignidad de las normas.
Tampoco hay disposiciones que restrinjan el uso de armas de fuego a la gente. Cualquiera puede portarlas.
Esa es la razón por la que, a nivel mundial, el Perú es catalogado como “uno de los países de mayor riesgo para el turista debido al alto nivel de crimen y violencia”.
Ojalá que algún día nuestros gobernantes decidan actuar con mano férrea contra el delito para poder explotar al máximo ese riquísimo legado turístico que poseemos. Ojalá…
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