viernes, 4 de enero de 2008

REVOCATORIA: ¿Y LOS CONGRESISTAS…?


Los malos congresistas también debían ser revocados. Porque el Perú es una democracia...


La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, según las propias palabras de Abraham Lincoln.

El sistema permite que el poder supremo resida en la totalidad de sus miembros y las autoridades sean elegidas por voluntad popular.

Nuestro país, es una democracia y por esa razón acudimos a las urnas cada cierto tiempo para consagrar a nuestros representantes.

Previamente, se desarrolla una campaña que sirve para escuchar las propuestas y planteamientos de quienes nos gobernarán o darán las leyes.

Como es de conocimiento general, los candidatos acuden a todos los mecanismos imaginables para ser ungidos.

Ofrecen hasta lo que no está dentro de sus posibilidades, pues detrás de todo, para muchos, hay un sueldo envidiable, múltiples prerrogativas y una jugosa compensación por tiempo de servicios. Aunque no lo merezcan.

Fatalmente, no todos los representantes trabajan como ofrecieron. Entonces surge la revocatoria, como un legítimo derecho ciudadano, para destituirlos.

Esto ocurrirá dentro de poco con los alcaldes, regidores y autoridades regionales que no llegaron a satisfacer las expectativas que sus coterráneos se forjaron. Y eso, está muy bien.

Lástima, no más, que esta excelente atribución popular no se extienda a los congresistas que fueron elegidos en idéntica forma.

Durante el tiempo transcurrido, muchos de ellos han demostrado, de manera explícita, que no merecen mantenerse en el parlamento.

No olvidemos que para el Perú, con todos sus problemas, pese a lo que se diga, la cantidad de legisladores es muy elevada. Son muchos.

Basta con uno o dos por departamento. Así se pondrán más rápido de acuerdo. Y será más fácil controlarlos. Aparte del dinero que ahorraría el fisco.

Ojalá que este proceso de revocatoria se extienda muy pronto al congreso, aunque es difícil que sus miembros lo aprueben, pero deben saber que ningún ciudadano dirá lo contrario..

Al final de cuentas, aunque les cueste aceptarlo, ellos están allí por nosotros.

Y si no trabajan de acuerdo a lo que requieren las circunstancias, pues debemos destituirlos. ¿Hay alguien que se oponga…?

Claro. Estarán en contra ellos mismos, sus familiares y quienes trabajan a su servicio. Todos, beneficiados con el dinero del pueblo…

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