La burocracia es uno de los males que arrastra el Perú desde hace mucho tiempo atrás. Ahora se está dando un paso pequeño para ir combatiéndola...
Uno de los rasgos distintivos de las dependencias públicas peruanas es la burocracia.
Por un lado, sumamente frondosa y por el otro, la exasperante lentitud que demanda la realización de las gestiones, por mínimas que fueran,
Lo peor es que existen plazos prolongados que deben cumplirse por obligación para obtener una respuesta que, generalmente, nunca resulta ser la definitiva.
Todos los documentos están condenados a ser trasladados por una infinidad de oficinas y en cada una debe permanecer cierto tiempo de manera increíble.
Ingresar un expediente, por más sencillo o elemental que fuera, termina siempre por descorazonar al más entusiasta interesado.
Este lamentable rezago constituye otra de las evidencias del subdesarrollo que nos identifica frente a las naciones progresistas del mundo.
Y se viene arrastrando de un gobierno a otro, sin que se adopten las medidas correctivas que la ciudadanía reclama.
Hace unos días, en una muestra de inesperada lucidez, el Presidente aprovechó una ceremonia popular para anunciar que las entidades públicas deben atender todos los días.
El pronunciamiento fue confirmado a través de un decreto de urgencia que comprende a los organismos dependientes del poder Ejecutivo, los gobiernos regionales y locales.
La norma convierte en hábiles los sábados, domingos y feriados, a excepción del 1 de enero, 1 de mayo, 28 y 29 de julio y 25 de diciembre.
Quiere decir que las ventanillas estarán abiertas al público en forma ininterrumpida, pero sólo para la recepción de expedientes, con lo que se ganaría uno o dos días.
La medida sería completa si el personal encargado, incluyendo jefes, se dedicara a resolver las solicitudes, lo que en la práctica no se hará.
Sin embargo, puede considerarse que la disposición constituye el primer paso para agilizar un sistema que siempre fue considerado deficiente por la ciudadanía.
La lucha contra la excesiva burocracia debe constituirse en uno de los objetivos básicos del actual y futuros programas de gobierno.
De su cumplimiento depende que el Perú se vaya desprendiendo paulatinamente de una de las tantas lacras que le impiden progresar de manera efectiva…
Por un lado, sumamente frondosa y por el otro, la exasperante lentitud que demanda la realización de las gestiones, por mínimas que fueran,
Lo peor es que existen plazos prolongados que deben cumplirse por obligación para obtener una respuesta que, generalmente, nunca resulta ser la definitiva.
Todos los documentos están condenados a ser trasladados por una infinidad de oficinas y en cada una debe permanecer cierto tiempo de manera increíble.
Ingresar un expediente, por más sencillo o elemental que fuera, termina siempre por descorazonar al más entusiasta interesado.
Este lamentable rezago constituye otra de las evidencias del subdesarrollo que nos identifica frente a las naciones progresistas del mundo.
Y se viene arrastrando de un gobierno a otro, sin que se adopten las medidas correctivas que la ciudadanía reclama.
Hace unos días, en una muestra de inesperada lucidez, el Presidente aprovechó una ceremonia popular para anunciar que las entidades públicas deben atender todos los días.
El pronunciamiento fue confirmado a través de un decreto de urgencia que comprende a los organismos dependientes del poder Ejecutivo, los gobiernos regionales y locales.
La norma convierte en hábiles los sábados, domingos y feriados, a excepción del 1 de enero, 1 de mayo, 28 y 29 de julio y 25 de diciembre.
Quiere decir que las ventanillas estarán abiertas al público en forma ininterrumpida, pero sólo para la recepción de expedientes, con lo que se ganaría uno o dos días.
La medida sería completa si el personal encargado, incluyendo jefes, se dedicara a resolver las solicitudes, lo que en la práctica no se hará.
Sin embargo, puede considerarse que la disposición constituye el primer paso para agilizar un sistema que siempre fue considerado deficiente por la ciudadanía.
La lucha contra la excesiva burocracia debe constituirse en uno de los objetivos básicos del actual y futuros programas de gobierno.
De su cumplimiento depende que el Perú se vaya desprendiendo paulatinamente de una de las tantas lacras que le impiden progresar de manera efectiva…
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