El nuevo Código de Tránsito considera sanciones drásticas para los pilotos infractores y los peatones imprudentes...
Toda una novedad presenta el flamante Código de Tránsito que será debatido en breve por el congreso.
El nuevo régimen establece sanciones tanto para los choferes como para los peatones que trasgreden las normas y ocasionen accidentes.
Los imprudentes que se desplacen por zonas no autorizadas y originen desgracias, incluso podrían ir a la cárcel, según el proyecto que debe ser analizado.
Incluye entre los segundos a quienes no utilicen los puentes peatonales, no crucen en las esquinas y muestren estado de ebriedad.
La disposición compromete en la responsabilidad a los viandantes, por ser los causantes de los percances en numerosos casos, según las estadísticas.
Esto obliga a reestructurar los planes y programas educativos con la finalidad de orientar a los estudiantes en el sentido de conocer y respetar las reglas de tránsito.
Qué decir de los padres de familia quienes automáticamente adquieren el compromiso de guiar a sus hijos dentro del hogar en torno a las recientes normas.
Las acciones de prevención son adjudicadas a los municipios que deben disponer la publicación de módulos de información en las ciudades y carreteras.
Otra parte importante del código es la aplicación de penas efectivas, que tienen plena vigencia en todo el mundo e, inexplicablemente, recién se ponen en práctica en el Perú.
Es decir, queda totalmente eliminado el llamado principio de oportunidad que facilitaba resolver los casos pagando una penalidad o los gastos producidos en las víctimas.
Tal legislación consentía arreglar o solucionar el problema a quienes tenían capacidad económica, mientras que los que carecían de dinero, debían ir a la cárcel.
Sin embargo, recibirán sanciones más fuertes los conductores autores de colisiones que muestren estado de ebriedad.
La única duda reside en el tanto por ciento de alcohol registrado en la sangre de los pilotos. Falta definir si el cinco por ciento es el correcto o es considerado muy bajo.
En realidad, existe el convencimiento que las personas que manejan deben hacerlo en perfecto estado de ecuanimidad. Quien bebió licor, aunque sea poco, no debe conducir.
El nuevo régimen establece sanciones tanto para los choferes como para los peatones que trasgreden las normas y ocasionen accidentes.
Los imprudentes que se desplacen por zonas no autorizadas y originen desgracias, incluso podrían ir a la cárcel, según el proyecto que debe ser analizado.
Incluye entre los segundos a quienes no utilicen los puentes peatonales, no crucen en las esquinas y muestren estado de ebriedad.
La disposición compromete en la responsabilidad a los viandantes, por ser los causantes de los percances en numerosos casos, según las estadísticas.
Esto obliga a reestructurar los planes y programas educativos con la finalidad de orientar a los estudiantes en el sentido de conocer y respetar las reglas de tránsito.
Qué decir de los padres de familia quienes automáticamente adquieren el compromiso de guiar a sus hijos dentro del hogar en torno a las recientes normas.
Las acciones de prevención son adjudicadas a los municipios que deben disponer la publicación de módulos de información en las ciudades y carreteras.
Otra parte importante del código es la aplicación de penas efectivas, que tienen plena vigencia en todo el mundo e, inexplicablemente, recién se ponen en práctica en el Perú.
Es decir, queda totalmente eliminado el llamado principio de oportunidad que facilitaba resolver los casos pagando una penalidad o los gastos producidos en las víctimas.
Tal legislación consentía arreglar o solucionar el problema a quienes tenían capacidad económica, mientras que los que carecían de dinero, debían ir a la cárcel.
Sin embargo, recibirán sanciones más fuertes los conductores autores de colisiones que muestren estado de ebriedad.
La única duda reside en el tanto por ciento de alcohol registrado en la sangre de los pilotos. Falta definir si el cinco por ciento es el correcto o es considerado muy bajo.
En realidad, existe el convencimiento que las personas que manejan deben hacerlo en perfecto estado de ecuanimidad. Quien bebió licor, aunque sea poco, no debe conducir.
Lo ideal es no aceptar ningún signo, ni porcentaje de embriaguez en quienes tienen la enorme responsabilidad de ir al mando de un vehículo.
Se espera que el endurecimiento de las sanciones, que debieron aplicarse hace muchísimo tiempo, sirva para reducir la incesante racha de sucesos trágicos producida en los últimos años.
Se espera que el endurecimiento de las sanciones, que debieron aplicarse hace muchísimo tiempo, sirva para reducir la incesante racha de sucesos trágicos producida en los últimos años.
Preservar la vida de sus ciudadanos, es el fin supremo de todo gobierno.
Una invocación final. Que la justicia sea eso. Justa e Implacable para todos los infractores. Sin ninguna excepción...
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