La angustia se refleja en el rostro de Maradona, luego de la aplastante derrota contra Bolivia... (Reuters)
No sabemos quien tuvo la aberrante idea de decir que “Dios es peruano” o que "Dios nació en el Perú". Lo absurdo es que hay muchos más que lo repiten.
Sin embargo, por lo que hacen los políticos, los futbolistas y los delincuentes, consideramos que esa expresión es una blasfemia.
Dios, como se dice, pudo "haber nacido" en cualquier parte del mundo, menos en el Perú.
La muestra está en lo expresado ayer por el entrenador de Bolivia, luego de la humillante derrota infringida al varias veces campeón mundial, Argentina.
“Hoy tuvimos la gracia de Dios de nuestro lado”, fueron sus palabras, después del contundente seis a uno, contra la selección rioplatense.
Es que, en histórica jornada, Bolivia trajo por los suelos el prestigio de las estrellas gauchas que brillan en el fútbol europeo.
El resultado fue tan adverso para los albicelestes, que un importante diario español escribió: “Argentina salió escaldada de Bolivia”.
Resulta que los jugadores del altiplano tuvieron un desempeño descollante. Les salió de todo.
Su actuación fue un verdadero show. Con goles de cabeza, jugadas de lujo y hasta de taquito que permitieron a las tribunas gritar a cada instante el clásico: “¡Ole…!, ¡Ole…!”
Fue un espectacular festival de pases cortos y triangulaciones que obligaron al cuadro argentino entregarse a los bolivianos sin atenuantes.
“Cada gol de Bolivia fue un puñal en el corazón”, manifestó Diego Maradona al término del partido que le quitó el invicto como conductor del elento de su país.
Y, mientras todos los elencos sudamericanos festejan de una u otra manera sus victorias, Perú es el furgón de cola en la tabla de colocaciones.
La última derrota contra Chile, en Lima, nos dejó sin ninguna posibilidad de clasificación para el Mundial Sudáfrica 2010.
Estamos condenados a ver, una vez más y como hace muchos años, el más importante evento futbolístico del orbe, por televisión. Sin ninguna participación.
Sin embargo, por lo que hacen los políticos, los futbolistas y los delincuentes, consideramos que esa expresión es una blasfemia.
Dios, como se dice, pudo "haber nacido" en cualquier parte del mundo, menos en el Perú.
La muestra está en lo expresado ayer por el entrenador de Bolivia, luego de la humillante derrota infringida al varias veces campeón mundial, Argentina.
“Hoy tuvimos la gracia de Dios de nuestro lado”, fueron sus palabras, después del contundente seis a uno, contra la selección rioplatense.
Es que, en histórica jornada, Bolivia trajo por los suelos el prestigio de las estrellas gauchas que brillan en el fútbol europeo.
El resultado fue tan adverso para los albicelestes, que un importante diario español escribió: “Argentina salió escaldada de Bolivia”.
Resulta que los jugadores del altiplano tuvieron un desempeño descollante. Les salió de todo.
Su actuación fue un verdadero show. Con goles de cabeza, jugadas de lujo y hasta de taquito que permitieron a las tribunas gritar a cada instante el clásico: “¡Ole…!, ¡Ole…!”
Fue un espectacular festival de pases cortos y triangulaciones que obligaron al cuadro argentino entregarse a los bolivianos sin atenuantes.
“Cada gol de Bolivia fue un puñal en el corazón”, manifestó Diego Maradona al término del partido que le quitó el invicto como conductor del elento de su país.
Y, mientras todos los elencos sudamericanos festejan de una u otra manera sus victorias, Perú es el furgón de cola en la tabla de colocaciones.
La última derrota contra Chile, en Lima, nos dejó sin ninguna posibilidad de clasificación para el Mundial Sudáfrica 2010.
Estamos condenados a ver, una vez más y como hace muchos años, el más importante evento futbolístico del orbe, por televisión. Sin ninguna participación.
Felicitaciones a los amigos bolivianos. Compartimos su jolgorio. Nos alegra sinceramente su triunfo.
Por ahora, a nosotros sólo nos queda gozar con los éxitos de otros equipos y suspirar diciendo: ¡Cómo quisiera verte algún día así, Perú…!
Por ahora, a nosotros sólo nos queda gozar con los éxitos de otros equipos y suspirar diciendo: ¡Cómo quisiera verte algún día así, Perú…!
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