Manzanas tatuadas de Barcelona con inscripciones diversas. Una verdadera rareza... (Escalá)
Hace dos años hubo problemas en la cosecha de manzanas en Barcelona, España, lo que ocasionó pérdidas entre los productores.
Se estudiaron varias posibilidades de solucionar la situación, sin obtener resultados beneficiosos.
Todo esto agudizó el ingenio de Joan Escalá quien decidió tatuar el producto con motivos religiosos, navideños o los que solicitara la gente.
Llegaron muchos curiosos que terminaron por adquirir las frutas, incluso hacer algunos pedidos en torno a las ilustraciones.
Entusiasmado, Joan al ser interrogado explicó que era un proceso delicado que consistía en colocar una pegatina sobre la superficie de la fruta cuando se encontraba verde.
El aditamento, con el diseño deseado, impedía el paso de la luz fijándose en la cáscara la imagen deseada.
Cuando el producto madura, se retira el papel pegado y queda la figura impregnada hasta ser consumida.
La manzana tatuada tiene el valor de un euro, un dólar treinta centavos o cuatro soles veinticinco céntimos.
El caso es una verdadera rareza nacida de las exigencias presentadas y el decidido propósito de hacerle frente.
Un ejemplo de lo que significa la aplicación de la creatividad para sobreponerse a las adversidades y no rendirse ante el primer obstáculo.
Esa es la esencia del hombre. Su calidad de lucha permanente para vencer barreras hasta lograr el objetivo anhelado…
Hace dos años hubo problemas en la cosecha de manzanas en Barcelona, España, lo que ocasionó pérdidas entre los productores.
Se estudiaron varias posibilidades de solucionar la situación, sin obtener resultados beneficiosos.
Todo esto agudizó el ingenio de Joan Escalá quien decidió tatuar el producto con motivos religiosos, navideños o los que solicitara la gente.
Llegaron muchos curiosos que terminaron por adquirir las frutas, incluso hacer algunos pedidos en torno a las ilustraciones.
Entusiasmado, Joan al ser interrogado explicó que era un proceso delicado que consistía en colocar una pegatina sobre la superficie de la fruta cuando se encontraba verde.
El aditamento, con el diseño deseado, impedía el paso de la luz fijándose en la cáscara la imagen deseada.
Cuando el producto madura, se retira el papel pegado y queda la figura impregnada hasta ser consumida.
La manzana tatuada tiene el valor de un euro, un dólar treinta centavos o cuatro soles veinticinco céntimos.
El caso es una verdadera rareza nacida de las exigencias presentadas y el decidido propósito de hacerle frente.
Un ejemplo de lo que significa la aplicación de la creatividad para sobreponerse a las adversidades y no rendirse ante el primer obstáculo.
Esa es la esencia del hombre. Su calidad de lucha permanente para vencer barreras hasta lograr el objetivo anhelado…
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