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Bao y Xia pasean en los exteriores de su casa en Zunhua, China. Él, es el hombre más alto del mundo... (Reuters)
La mayoría de padres quisieran que sus hijos sean altos. Más altos que el común de las personas.
Pero de allí a que sean demasiado altos o gigantes, ya es obra cosa. Por los múltiples problemas que afrontan.
Como el caso de Bao Xishun, quien hasta los dieciséis años tuvo una estatura normal, hasta que empezó a crecer en forma descomunal durante siete años.
Cuando su desarrollo se detuvo, había alcanzado una talla de dos metros treintiséis centímetros.
Por eso fue reconocido por el Libro Guinness de los Récods como el hombre vivo más alto del mundo.
Sin embargo, previamente tuvo que hacer frente a los problemas que son de imaginar.
Primero, tuvo que construírsele una casa adaptada a su altura, así como una cama de dos metros sesenta.
El número de sus zapatos es cincuenticuatro. Y pesa ciento diecisiete kilos, aparte que toda su ropa es a la medida, pues resulta imposible encontrarla en las tiendas.
Bao de cincuentiséis años, quien es un granjero de Mongolia, está casado con Xia Shujuan, de veintinueve y un metro sesenta y ocho centímetros de estatura.
Ambos viven en Zunhua, China y se consideran una pareja muy feliz.
Sin embargo, existen una serie de interrogantes que quedan en el aire, sin contestar. Porque la diferencia de tamaño es un problema para alarmar a cualquiera.
Son situaciones que nos ofrece la naturaleza a las que se les debe hacer frente, sin esperar resultados inmediatos, y seguir adelante…
Pero de allí a que sean demasiado altos o gigantes, ya es obra cosa. Por los múltiples problemas que afrontan.
Como el caso de Bao Xishun, quien hasta los dieciséis años tuvo una estatura normal, hasta que empezó a crecer en forma descomunal durante siete años.
Cuando su desarrollo se detuvo, había alcanzado una talla de dos metros treintiséis centímetros.
Por eso fue reconocido por el Libro Guinness de los Récods como el hombre vivo más alto del mundo.
Sin embargo, previamente tuvo que hacer frente a los problemas que son de imaginar.
Primero, tuvo que construírsele una casa adaptada a su altura, así como una cama de dos metros sesenta.
El número de sus zapatos es cincuenticuatro. Y pesa ciento diecisiete kilos, aparte que toda su ropa es a la medida, pues resulta imposible encontrarla en las tiendas.
Bao de cincuentiséis años, quien es un granjero de Mongolia, está casado con Xia Shujuan, de veintinueve y un metro sesenta y ocho centímetros de estatura.
Ambos viven en Zunhua, China y se consideran una pareja muy feliz.
Sin embargo, existen una serie de interrogantes que quedan en el aire, sin contestar. Porque la diferencia de tamaño es un problema para alarmar a cualquiera.
Son situaciones que nos ofrece la naturaleza a las que se les debe hacer frente, sin esperar resultados inmediatos, y seguir adelante…
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