Sumamente seria, enérgica,
implacable y lisurienta hasta el límite, dirigiendo a sus jugadoras. Así
conocíamos a Natalia Málaga.
Mencionar el nombre de la popular
entrenadora de los seleccionados femeninos de vóley es sinónimo de dureza y
palabras fuertes.
Tanto, que ha generado la crítica
adversa de la prensa especializada, la afición y parte de la colectividad.
No
necesita hablar así para incentivar a las chicas…”, “las va a acomplejar…”,
“por eso es que no rinden al máximo…”, son algunas de las expresiones
vertidas cuando se pide una opinión sobre ella..
No faltan optimistas hinchas futboleros que,
en el colmo del entusiasmo, quisieran verla dirigiendo al representativo
nacional o asesorando a Sergio Markarian.
Consideran que posee el poder y la
fuerza suficientes para motivar en tal forma a los jugadores que los estimule a
entregarse en cuerpo y alma en pos de la victoria.
Por los menos, esa es la imagen de
la Natalia que conocemos. Dura,
impulsiva y contundente.
Considerando esos antecedentes,
sorprendió verla aparecer sonriente en un programa televisivo que invitó a Rosa
Valiente, una de sus pupilas.
El matiz del espacio es satisfacer
las aspiraciones de los participantes y la joven fue escogida para ser premiada
por su gran actuación en el último Mundial de Tailandia.
La jugadora, que asistió acompañada
por sus abuelos, recibió numerosos obsequios ante la mirada satisfecha de Málaga.
Pero, cuando se anunció que la
vivienda de Rosa sería totalmente remodelada hasta convertirla en la casa de
una verdadera ganadora, la entrenadora se quebró.
Lágrimas de felicidad la traicionaron y rodaron sobre
sus mejillas mostrando un desconocido rostro de quien fue artífice de notables
actuaciones del equipo peruano.
No era un llanto de tristeza, sino
de dicha ante el reconocimiento de las empresas para una deportista ejemplar.
En especial, porque Valiente y sus
sacrificados abuelos se lo merecen.
Con esa actitud, ella confirmó que está
en el lugar exacto. El que les corresponde. Aquel donde ha logrado que el
nombre del Perú resuene en el consenso deportivo universal.
Esa noche del sábado, Natalia reveló
a quienes la vieron la nobleza de su corazón, lo elevado de su espíritu y que
también es sensible y bondadosa….
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