Congreso peruano donde el transfuguismo es tendencia. Impongan la vacancia automática y verán como se alinean...
Dando la impresión que su actitud se
adquiere por contagio directo, varios congresistas han empezado a
abandonar los partidos políticos que
sirvieron para llevarlos al poder.
Algunos dan una que otra
explicación, mientras que otros toman esa radical decisión sin mencionar una
sola palabra.
Desprenderse del partido que lo
inscribió en su nómina electoral y le permitió ser consagrado como
parlamentario, se conoce con la denominación de transfuguismo.
Una de las motivaciones de tal
alejamiento es pactar con otras fuerzas políticas con la finalidad de cambiar o
mantener la mayoría gobernante.
Este desbande partidario no es
nuevo, ni propio del Perú. Se presenta con las mismas características en
distintas naciones del orbe.
Sin embargo, no es visto con buenos
ojos por quienes compartieron la misma bancada, mucho menos por la ciudadanía.
Es que se considera como una
manifiesta traición a la agrupación política que lo presentó en su lista y le
facilitó ocupar un escaño en el parlamento.
El desaire es más notorio en sus
compañeros legisladores con muchos de los cuales se gestó una aparente amistad
sincera.
Por eso es que hay quienes catalogan
el transfuguismo como una deslealtad a la confianza y a los postulados o
ideología del partido en toda su extensión
Sea una u otra la explicación que se
otorgue a esta sorpresiva huída de sus raíces, los analistas sostienen que
constituye una clara muestra de la crisis, la debilidad institucional del
congreso y de los partidos políticos.
En el 2005 se pretendió erradicar esta controvertida figura congresal
aplicando una sanción consistente en la vacancia automática.
La propuesta fue a aprobada por la
comisión de constitución e incluida en la agenda del pleno, pero como afectaba
sus propios intereses, jamás fue sometida a debate.
Ahora, una vez más, vuelve a
plantearse esa posibilidad dando oportunidad a que los tránsfugas sean
reemplazados por sus accesitarios.
Pero pasará el tiempo y todo seguirá
igual. Una raya más contra el congreso que continúa a la deriva con tanta gente
que la población no conoce debido a su
inoperabilidad.
Una observación más que se añade a
este parlamento que en cada proceso electoral incrementa en número de personas,
pero no en trabajo efectivo para el pueblo.
Salir de un sillón donde no hicieron
nada y sentarse en otro para hacer lo mismo es la tendencia. ¿Qué vendrá
después…?
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