miércoles, 1 de septiembre de 2010

¡LOS "CHINOS" Y "CHOLOS" DEL FÚTBOL PERUANO...!


Los jugadores de fútbol en el Perú están identificados por los más sugestivos apelativos. Compruébelo leyendo la nota...




Aprovechando esta breve pausa en el fútbol profesional peruano, dedicamos unos minutos para indagar sobre los apelativos empleados para identificar a varios jugadores de los diferentes equipos.


Se trata de las palabras conocidas como apodos o nombres singulares dados a ciertos deportistas del medio debido a sus características corporales o alguna circunstancia particular.


Y nos dimos con la sorpresa que “Chino” es el más común, pues así llaman a Contreras (San Martín), Nakaya (Vallejo), aunque el apellido es japonés, Labarthe (Universitario), Ximénez y el entrenador Víctor Rivera (Cristal),


Hay tres “Cholos”: Amilton Prado (Alianza), Luis Guevara Tinoco (Aurich) y Marco Casas (Vallejo), dos “Cholitos”: Johan Sotil e Irven Ävila, ambos del Sport Huancayo, dos “Chatos”: Barrena (CNI) y Pedro García (San Martín) y un “Chiquito”: Juan Flores (León de Huánuco).


Asombra la abundancia de las denominaciones de animales como el “Cuy” Joel Sánchez (Alianza), el “Búfalo” Roberto Ovelar (Gálvez), el “Burrito” Pedro Ascoy (Aurich), el “Zorrito” Piero Alva y la “Pulga” Ruidíaz (U).


Siguen el “Torito” Antonio Meza Cuadra (Melgar), la “Pantera”· Julio Caicedo (A. Atlético), la “Boa” Antonio Serrano (Total Chalaco) y los “Patos” Hilden Salas (Cienciano) y Ronald Quinteros (San Martín)


Entre los sobrenombres raros están “Arrocito” Sánchez, “Churrito” John Hinostroza, “Pompo” Cordero (Vallejo) y “Yuyo” Salomón Libman (Alianza),


Los motes metálicos pertenecen a “Cuchillo” Balta (Aurich), “La máquina” Leandro Fleitas (Alianza), “Motorcito” Reiner Torres (U) y el “Vagón” Héctor Hurtado (Vallejo).


No dejan de llamar la atención el “Checho” Sergio Ibarra (Cienciano), “Chicho” Salas (CNI), “Chemo” Ruiz (Inti Gas) y el “Pituco” Rossel (Boys).


Las expresiones surgieron de la amistad o el trato diario y son aceptadas de buen agrado por sus propietarios. Y eso es lo que finalmente queda. Curioso. ¿No es cierto…?



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