jueves, 23 de septiembre de 2010

HUMILLANTE: ¡14 GOLES EN DOS PARTIDOS...!


Un jugador de Emelec, Ecuador, disputa el balón con otro de la San Martín de Perú, que fue humillado en Guayaquil...




Nunca como ahora el fútbol peruano, a nivel de clubes, ha sufrido tanta humillación en el ámbito internacional.


En apenas una semana, dos representativos nacionales que intervenían en la Copa Sudamericana, han recibido catorce goles y ninguno a favor.


Primero fue el Sport Huancayo que jugando en Montevideo; Uruguay, cayó abrumadoramente ante el Defensor Sporting por nueve goles a cero.


Y anoche, la Universidad San Martín fue goleada en Guayaquil, Ecuador por Emelec por cinco a cero. ¡Qué vergüenza…!


Especialmente porque el cuadro santo es, en estos momentos, el mejor elenco del torneo peruano.


Distanciado con muchos puntos de ventaja sobre el segundo de la tabla de posiciones. Aparte de haber conseguido una plaza para la Copa Libertadores del año entrante.


Si con esos méritos es aplastado de manera inmisericorde por el Emelec, que está bajo de los primeros puestos en su país, la derrota motiva más de una reflexión.


San Martín jugó con todos sus titulares. Aquellos que “dan cátedra” ante los equipos nacionales.


Sus delanteros que no se cansan de convertir y golear a sus rivales en el medio, fueron contenidos si mayor dificultad por los defensores norteños.


En términos generales San Martín se entregó sin hacer mayor oposición al Emelec y eso queda reflejado en el abultado marcador en contra.


La derrota duele mucho más, porque se trata de la escuadra que es la abanderada de nuestro fútbol y, como tal, debió mostrar mucho más de lo que hizo.


Lástima por la representación alba. Sobre todo por la forma tan bochornosa en que se despide de este torneo continental.


También, por que estas derrotas quedarán escritas para siempre en las páginas negras de la historia del fútbol peruano.


Con el transcurrir del tiempo se dirá que, en la semana de la primavera, dos elencos nacionales encajaron en sus arcos catorce tantos en contra y ninguno convertido.


¡Quel humillante...!

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