domingo, 26 de septiembre de 2010

ELECCIONES:¡OJALÁ GANE EL PUEBLO...!


Si luego de estas elecciones hay signos de progreso, diremos que ganó el pueblo...


“Los seres humanos jamás abandonarán la política

porque ésta es demasiado conveniente y atractiva como

un teatro que representa nuestras emociones innobles: el

odio, el rencor, el despecho, los celos, el deseo de matar…”

(John Maxwell Coetzee)


Ingresamos a la recta final del proceso electoral que consagrará a las autoridades regionales y municipales que nos gobernarán durante los próximos cuatro años.


A diferencia de las anteriores convocatorias, en esta ocasión el marco previo estuvo caracterizado por una lucha verbal encarnizada.


La contienda se centró más en desmerecer méritos al candidato oponente que a las propias propuestas, que es lo que en realidad le interesa al elector.


Cuando hubo que hablar de ofrecimientos concretos, éstos no alcanzaron la consistencia que la colectividad desea.


Eso nos deja la sensación que muy poco se hará en el período entrante, cualquiera sea el ganador.


Aunque, en relación con Trujillo, quienes resulten encumbrados como alcalde y presidente regional, deberían firmar un pacto de honor para acabar con la escalada de violencia y el apabullante desorden vehicular.


Exigir el máximo aporte al gobierno central, firmar convenios con entidades internacionales de cooperación y agotar recursos para solucionar estos urgentes problemas, contará con el completo respaldo de la ciudadanía.


En otro aspecto, lo que destaca con caracteres nítidos en casi todos los postulantes es la ambición y el desmedido afán de poder.


No podría explicarse de otra manera que, a nivel nacional, se hayan inscrito más de once mil listas participantes. Un gran porcentaje de ellos son personas que aspiran a la reelección.


Otro punto distintivo de las elecciones del domingo es la proliferación de propaganda a través de afiches, pancartas, panfletos, gigantografías y demás, colocados en lugares inimaginables.


Como es lógico suponer, los medios de comunicación impresos, radiales, televisivos y virtuales también fueron empleaos en esa labor.


Sin embargo esta vez, con raras excepciones, los candidatos acudieron al ritmo caliente de la cumbia para tratar de llegar “al corazón del pueblo” con la música que le gusta.


Al otro extremo del tema festivo y alegre, estuvieron las amenazas de muerte denunciadas por algunos de los aspirantes a un cargo.


Hechos de esta naturaleza recibieron la condena popular porque desdicen de nuestra calidad de seres humanos y desvirtúan la esencia del sistema democrático.


Avanzamos en el último tramo electoral. Sólo faltan los mítines y las concentraciones partidarias de cierre de campaña.


Aspiramos a que todo se desarrolle en un ambiente de cordialidad y lealtad entre los contendores.


Y si en la evaluación posterior, luego de los cuatro años venideros, constatamos que existen evidencias de progreso en la ciudad y la región, diremos que, en estas elecciones, ganó el pueblo…

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