miércoles, 3 de febrero de 2010

¡EL ESTIGMA DE LOS TRÁNSFUGAS…!


La opinión pública peruana rechaza a los tránsfugas en la política, que incluso han servido de argumento en algunos filmes...







La palabra tránsfuga en política es aplicada a la persona que abandona la causa o doctrina de su partido y admite una nueva.

El electorado rechaza esa actitud. La considera ilegal y socialmente inaceptable.

Otros van más allá y, tal como ocurre en el ámbito militar, le otorgan el carácter de traición.

Se entiende que los simpatizantes se agrupan y registran en una determinada organización política, se identifican con sus postulados y tratan de plasmarlos en la práctica en caso de ser elegidos.

Sin embargo y, de acuerdo a sus cálculos, conveniencias o el simple hecho de “seguir en carrera”, hay militantes que atentando contra los principios éticos, antes o después de ser elegidos, renuncian y se incorporan a otra.

Mientras por un lado reciben la crítica adversa de sus ex partidarios, por el otro se burlan de la confianza que le depositaron sus electores, quedando mal ante la opinión pública.

Esta reprobable actitud, es una práctica común en la política peruana, lo que contribuye a confirmar su preocupante descrédito.

La evidencia más notoria está en un partido que, luego de las últimas elecciones, llegó al Congreso con cuarenta y cinco miembros y ahora tiene apenas veintidós.

Ello demuestra falta de madurez, seriedad y respeto a la ciudadanía que, desde las campañas, identifica a los políticos por los grupos que postulan. Así mismo, es una clara manifestación de debilidad e inconsistencia de las agrupaciones políticas.

Hace unos años se trató de terminar con el transfuguismo en el Perú mediante el proyecto de ley denominado Vacancia Automática.

Para ello se tomó el ejemplo de otros países, como España, que obliga a los políticos electos para cargos de representación popular a mantenerse fieles a sus partidos.

En caso contrario, pierden su escaño y deben ser reemplazados por quien les siguió en la votación.

La norma debería ser aplicada a quienes decidieran dejar de pertenecer a la agrupación que los llevó al Congreso, consejo regional o municipal.

La propuesta recibió el respaldo masivo, pues era la forma directa de terminar con ese insólito comportamiento.

El dictamen de la iniciativa de ley fue aprobado por la comisión de Constitución en el año 2005 e ingresó en la agenda correspondiente.

Pero todo resultó en vano. La disposición quedó encarpetada. Jamás fue sometida a debate. Ese es la desconcertante actuación de los legisladores en el Perú.

Sin embargo, la colectividad coincide que el transfuguismo debe ser erradicado de la política nacional…

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