martes, 30 de junio de 2009

MULTAS DE TRÁNSITO: ¡UNA CUESTIÓN DE CULTURA…!


Cientos de personas caminan en Lima, resguaradadas por la policía, en el paro de los transportistas que reclaman por las elevadas multas aplicadas en el nuevo Reglamento de Tránsito...






Medio Lima quedó paralizado ayer a causa del paro decretado por los transportistas debido a las “elevadas multas” que contempla el nuevo Reglamento de Tránsito.

Las medidas fueron dispuestas ante el total fracaso de plan “Tolerancia Cero” y los frecuentes accidentes producidos en las carreteras y en los centros urbanos del país.

Varios heridos y más de un centenar de detenidos fue el resultado de la jornada de protesta al ser contrarrestada por la Policía Nacional.

Según la opinión de los transportistas, las sanciones son sumamente drásticas.

Sin embargo, la pregunta es: ¿Cuál es el temor…? Si se entiende que éstas serán aplicadas únicamente a los infractores de las reglas, tal como sucede en todas partes del mundo.

O es que acaso se reclama porque existe la intención de persistir en manejar como siempre, con las terribles consecuencia de muertes y heridos.

Se entiende que el monto de las sanciones obedece a que, siendo muy bajas, los choferes continúan actuando al margen de la ley.

Y si ahora son más caras, pues tendrán que pensarlo dos o más veces, antes de desobedecer las normas establecidas.

Quiere decir que sólo están en condiciones de protestar, quienes tienen la entera certeza que van a seguir cometiendo desatinos en la conducción vehicular.

Los pilotos que manejan respetando las normas, no tienen nada que temer. En absoluto.

Lo que ocurre en el Perú, es que el tránsito público y particular se había convertido en un desorden y caos completo. Entonces hay necesidad improrrogable de terminar con eso.

Tal vez sea el motivo del alto valor de las penalidades para los infractores, repetimos, tal como ocurre en los países más desarrollados.

Incluso, en otras naciones es peor. Por ejemplo en Japón, no sólo es multado el chofer ebrio, sino también sus acompañantes, por subir al vehículo sabiendo el peligro al que se exponen.

En resumen, los castigos están bien aplicados. Sólo hay necesidad de cumplir las normas, manejar con corrección y no ser jamás “víctima” de ellas.

De paso, vale una especial invocación a los efectivos de la Policía Nacional para que al imponer una papeleta se rijan estrictamente al reglamento y eviten de manera radical el soborno. Recuerden que el honor siempre será su divisa.

Si usted conduce con cuidado y respeta las reglas de tránsito, jamás será sancionado, ni tendrá que pagar nada.

Ya es tiempo de ordenar esta jungla automotriz en la cual cada piloto se creía el rey de las pistas y los accidentes se producen todos los días.

La vida en sociedad fue establecida exclusivamente para subsistir en plena armonía con nuestros semejantes…

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