La policía nacional sólo aplicará multas a los infractores. Si usted conduce respetando las reglas no tiene por qué preocuparse...
Un verdadero alboroto se ha originado a causa de la inminente aplicación del nuevo Código de Tránsito en el Perú.
El ministerio del ramo, con la debida anticipación, dio a conocer la elevación de las sanciones a los infractores con motivo del alarmante ascenso en el porcentaje de accidentes.
Ahora, los gremios de transporte masivo sólo aceptan castigar en forma drástica a los choferes ebrios.
Sin embargo, muestran su desacuerdo con las “excesivas” multas aplicadas en los demás rubros.
Incluso un dirigente sostiene textualmente que “no puede haber sanciones exageradas por la falta del foquito del faro de un vehículo”.
Basta analizar livianamente ese criterio para certificar que en el gremio de conductores existe desconocimiento de la labor que desarrollan, así como el nulo sentido de responsabilidad que demuestran.
Pues ese, aparentemente insignificante, “foquito” es colocado en el lugar respectivo por los fabricantes para cumplir una función específica. No es un adorno.
Y lo que es peor, su carencia puede ser la causa de accidentes con consecuencias fatales.
Los automotores, como todo lo que se produce en el mundo, no se improvisan. Constituyen el resultado de minuciosos estudios a cargo de expertos con miras a perfeccionarlos.
Somos testigos, conjuntamente con la colectividad, de la forma temeraria como circulan durante la noche, vehículos a los cuales les falta uno o más focos, constituyendo un peligro en potencia.
En otros países, esa clase de problemas no existen, pues el piloto al constatar la deficiencia, evita siquiera hacer circular su auto hasta no subsanar el defecto.
Pero, no sólo la ciudadanía está de acuerdo con las disposiciones del nuevo reglamento, la Asociación de Víctimas de Accidentes de Tránsito y la Red de Promotoras en Defensa de la Vida, piensan igual.
Sus directivos sostienen que cada año mueren tres mil quinientas personas y veinticinco mil quedan discapacitadas, sólo por la irresponsabilidad en las pistas.
Si hasta ahora, con leyes y sanciones benignas, cada día se producen más accidentes, es lógico que algo debe estar funcionando mal y exige corregirse.
Por lo demás, no hay nada que impulse a asustarse, porque las penas no se aplicarán a todos los choferes, sino únicamente a los transgresores.
Si usted, amigo transportista, maneja cumpliendo las normas, como debe ser, y presenta su vehículo en regla, no tiene que temer a las multas, en absoluto.
Hagamos conciencia de esta reflexión por un instante. De lo contrario, mañana, un amigo o su misma familia, puede resultar entre las víctimas…
El ministerio del ramo, con la debida anticipación, dio a conocer la elevación de las sanciones a los infractores con motivo del alarmante ascenso en el porcentaje de accidentes.
Ahora, los gremios de transporte masivo sólo aceptan castigar en forma drástica a los choferes ebrios.
Sin embargo, muestran su desacuerdo con las “excesivas” multas aplicadas en los demás rubros.
Incluso un dirigente sostiene textualmente que “no puede haber sanciones exageradas por la falta del foquito del faro de un vehículo”.
Basta analizar livianamente ese criterio para certificar que en el gremio de conductores existe desconocimiento de la labor que desarrollan, así como el nulo sentido de responsabilidad que demuestran.
Pues ese, aparentemente insignificante, “foquito” es colocado en el lugar respectivo por los fabricantes para cumplir una función específica. No es un adorno.
Y lo que es peor, su carencia puede ser la causa de accidentes con consecuencias fatales.
Los automotores, como todo lo que se produce en el mundo, no se improvisan. Constituyen el resultado de minuciosos estudios a cargo de expertos con miras a perfeccionarlos.
Somos testigos, conjuntamente con la colectividad, de la forma temeraria como circulan durante la noche, vehículos a los cuales les falta uno o más focos, constituyendo un peligro en potencia.
En otros países, esa clase de problemas no existen, pues el piloto al constatar la deficiencia, evita siquiera hacer circular su auto hasta no subsanar el defecto.
Pero, no sólo la ciudadanía está de acuerdo con las disposiciones del nuevo reglamento, la Asociación de Víctimas de Accidentes de Tránsito y la Red de Promotoras en Defensa de la Vida, piensan igual.
Sus directivos sostienen que cada año mueren tres mil quinientas personas y veinticinco mil quedan discapacitadas, sólo por la irresponsabilidad en las pistas.
Si hasta ahora, con leyes y sanciones benignas, cada día se producen más accidentes, es lógico que algo debe estar funcionando mal y exige corregirse.
Por lo demás, no hay nada que impulse a asustarse, porque las penas no se aplicarán a todos los choferes, sino únicamente a los transgresores.
Si usted, amigo transportista, maneja cumpliendo las normas, como debe ser, y presenta su vehículo en regla, no tiene que temer a las multas, en absoluto.
Hagamos conciencia de esta reflexión por un instante. De lo contrario, mañana, un amigo o su misma familia, puede resultar entre las víctimas…
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