miércoles, 18 de noviembre de 2009

¡UN POEMA DEDICADO A LOS CONGRESISTAS…!




¡Bueno, te dejo, hijo mío, perdóname, lo lamento. ¡Yo no sabía el estrés que produce el Parlamento!

Existe entre los documentos literarios un poema satírico atribuido al sacerdote español Fray Junípero Serra (1713-1784).

Se trata del verso “Déjame dormir, mamá”, dedicado a los legisladores y que adquiere singular vigencia con lo que ocurre en nuestro país.

Sin embargo, hay quienes manifiestan que el verdadero autor es Fray Josepho de Turina, cuyo nombre es José Aguilar Jurado, quien lo publicó el 3 de noviembre del 2008.

Especialmente por el uso de la palabra estrés (fatiga), que surgió a mediados del siglo pasado.

Sea uno u otro el autor, el poema se ajusta exactamente al comportamiento de la mayoría de parlamentarios peruanos.

Tanto, que a lo mejor, debería ser grabado en una placa de mármol y ubicada en una de las paredes laterales del Congreso.

Aquí lo tienen. Es posible que, después de leerlo, compartan nuestra opinión…

DÉJAME DORMIR, MAMÁ

Hijo mío, por favor, de tu blando lecho salta.
Déjame dormir, mamá, que no hace ninguna falta.

Hijo mío, por favor, levántate y desayuna.
Déjame dormir, mamá, que no hace falta ninguna.

Hijo mío, por favor, que traigo el café con leche.
Mamá, deja que en las sábanas un rato más aproveche.

Hijo mío, por favor, que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto porque no me da la gana!

Hijo mío, por favor, que el sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto.

Hijo mío, por favor, que es la hora del almuerzo.
Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo.

Hijo mío, por favor, van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca me ha importado el qué dirán.

Hijo mío, por favor, ¿y si tu jefe se enfada?
Que no, mamá, déjame, que no me va pasar nada.

Hijo mío, por favor, que ya has dormido en exceso.
Déjame, mamá, que soy diputado del Congreso
y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota.
solamente necesito acudir cuando se vota,

Que los diputados somos ovejitas de un rebaño
para votar lo que digan y dormir en el escaño.
en serio, mamita mía, yo no sé por qué te inquietas
si por ser culiparlante cobro mi sueldo y mis dietas.

Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas,
es conseguir otra vez que me pongan en las listas.
hacer la pelota al líder, ser sumiso, ser amable
y aplaudirle, por supuesto,cuando en la tribuna hable.

Y es que ser parlamentario fatiga mucho y amuerma.
por eso estoy tan molido. ¡Déjame, mamá, que duerma!

Bueno, te dejo, hijo mío. Perdóname, lo lamento.
¡Yo no sabía el estrés que produce el Parlamento...!

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