La no reelección debe comprender a los congresistas. Aunque también depende del pueblo...
“Nada es tan peligroso como dejar
permanecer largo tiempo a un
mismo ciudadano en el poder…”
(Simón Bolívar)
Un histórico proyecto de reforma
constitucional aprobó ayer el congreso peruano.
Nunca más habrá reelección de los
presidentes regionales, alcaldes y regidores.
Sin embargo, para que entre en
vigencia la norma es necesaria una segunda votación que se realizará en la
legislatura de marzo del año entrante.
La aprobación fue recibida con
especial beneplácito por la ciudadanía teniendo en cuenta las últimas denuncias
de corrupción que involucra a varias autoridades.
Algunos de los acusados están
detenidos, mientras que otros y sus colaboradores, permanecen en calidad de
prófugos.
Hay quienes manifestaron que la
decisión es importante porque la continuidad en los cargos contribuye a la
comisión de actos dolosos.
Pero, el grueso de la
población, reclamó que el dispositivo de no reelección debió comprender también
a los congresistas y al presidente.
Como se recuerda, en las últimas
décadas son innumerables las denuncias formuladas contra los legisladores y los
jefes de estado.
Los primeros fueron sometidos a la conocida
y benévola sanción de ciento veinte días de suspensión.
Mientras que otros, que cometieron
hechos graves, tuvieron que ser separados y reemplazados por sus accesitarios.
Debe añadirse al pedido la minúscula
aprobación del congreso en todas las
encuestas urbanas y rurales realizadas a nivel nacional.
El parlamento peruano, muy a nuestro
pesar, carga sobre sus hombros el membrete de desprestigio desde hace muchos
años.
Aunque, haciendo un sencillo
análisis es posible que, como afecta a sus propios intereses, tal vez nunca
aprueben este pedido del pueblo que se opone a la reelección congresal.
No obstante, es bueno considerar que
somos nosotros, los electores, quienes decidimos. Hagamos causa común. No
votemos por el congresista y presidente que postule por segunda vez.
Un nuevo ejercicio o reelección de
los parlamentarios y el mandatario depende de nosotros mismos.
No nos dejemos engañar por sus
falsas promesas. Tuvieron su oportunidad. Basta ya…
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