Si tenemos capacidad para elegir, también debemos tener la facultad de revocar a los congresistas que nos defraudan...Coincidiendo con los Juegos Olímpicos de Beijing, nos da la impresión que el congreso peruano compite en la prueba de saltos ornamentales.
Se ha lanzado a la piscina que carece de agua y, con el enorme peso de sus miembros, corre el peligro de estrellarse de bruces contra el pavimento.
La patética imagen surge luego que un diario capitalino revelara el resultado de la encuesta nacional urbana Ipsos Apoyo.
La investigación otorga un ridículo nueve por ciento de aprobación al ya deteriorado parlamento debido a los numerosos de escándalos de sus integrantes.
Conste que apenas tienen dos años en ejercicio lo que hace suponer que, en el futuro, pueden encontrarse muchas más acciones dolosas.
Por lo pronto, hablando siempre en términos deportivos, el legislativo actual está a punto de batir un trascendental record.
Está a sólo tres puntos del nivel más bajo obtenido por legislatura alguna en la historia peruana cuyo palmarés fue registrado en diciembre del 2005, durante la administración toledista.
Si logran superar esa cifra, el listón que se les impone cuando son investidos, tendrán que colocárselo en los tobillos. Pero, no hay que alarmarse. Eso es lo que están cosechando.
Ahora hablemos de los derechos del pueblo. Sufrido, atormentado. Con la enorme responsabilidad de cargar con el peso de la permanente elevación del costo de vida.
Lo dijimos en el mes de enero pasado con el título “Revocatoria: ¿Y los Congresistas…?”
Fue cuando se comenzó a trabajar en la campaña para destituir a los alcaldes que habían defraudado las aspiraciones de la comunidad.
Si tenemos capacidad para elegir a nuestros representantes, es lógico que tengamos la misma facultad para cambiarlos cuando no responden a nuestras expectativas.
El gobierno es como una empresa que contrata a gente capaz, competitiva. Con ansias de trabajar. Y si alguien no responde, simplemente lo retiramos. No tenemos por qué mantenerlo, porque seguirá cometiendo errores y perjudicando a la compañía.
Al respecto, el presidente del congreso ofrece proponer revocar a los malos parlamentarios. Pero, ¿Creen ustedes que votarán contra ellos mismos…?
Debemos coincidir en estos aspectos. Que son demasiados, pocos los competentes y que el gobierno NO tiene por qué financiar, con el dinero del pueblo, a los partidos políticos teniendo tantas obras importantes que realizar.
Quienes ingresan a la política saben que deben invertir. Pero, ¡Por favor...! No se lo arrebaten a quienes más necesitan.
Esperamos que, algún día, cambie esta situación para bienestar de la salud del país. Porque estamos enfermos.
Lo anhelamos fervientemente…
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