La expresión máxima de la democracia es el acto electoral. Aquel por el cual los ciudadanos manifiestan la libre voluntad de escoger a sus autoridades.
El Perú acaba de vivir esa trascendental jornada para determinar quienes serán los gobernantes municipales y regionales a partir del año próximo.
Completamente al margen de los resultados. Mientras los candidatos se ponían su mejor vestimenta para impresionar por última vez en pos de un voto, la población con mayoría de edad se desplazaba hacia las urnas.
Prensa Virtual Trujillo fue de la mano con ellos, con usted amigo lector y se encontró con escenas que pocos lograron observar.
Así llegamos a las universidades, institutos y centros educativos donde fueron instaladas las mesas de sufragio.
Comprobamos que mientras en ciertos lugares había personal policial dispuesto a ofrecer su ayuda a los electores para ubicar la respectiva mesa, en otros no existió ningún tipo de orientación.
Hubo planteles donde se puso la lista de electores muy cerca de la puerta de acceso o una nómina en la parte superior de la otra originando innecesarias y molestas aglomeraciones.
Luego de emitir el voto y recibir un minúsculo papel para limpiarse la tinta indeleble del dedo cordial derecho, la primera reacción de las personas fue lavarse.
Lo lamentable es que no se colocaron basureros en las inmediaciones y, en forma irresponsable, los desechos fueron arrojados al suelo.
Sin embargo, la decepción mayor se la llevaron quienes tuvieron la mala suerte de acudir a los servicios higiénicos de algunos colegíos estatales.
En ese caso, los comicios permitieron revelar una triste realidad.
Aunque parezca inconcebible, estaban muy descuidados y, para colmo, carecían de agua motivando que el olor nauseabundo se percibiera aún estando a varios metros de distancia.
La muestra palpable de esa deficiencia quedó confirmada por la presencia de barriles vacíos en las puertas de ingreso a los baños.
¿Quién responde por estos focos de infección…?
No se puede aceptar que cientos o miles de niños y jóvenes utilicen estos lugares en deplorables condiciones de desaseo.
Finalmente, constatamos que cerca de las cuatro de la tarde había gente que corría hacia sus centros de votación.
Más era el temor a la multa, que cumplir con su deber ciudadano. Eran los confiados y quienes suelen a llegar tarde al trabajo o a los compromisos pactados que nunca faltan.
Las imperfecciones detectadas deben ser superadas por completo en los comicios presidenciales que se avecinan. Es un clamor del pueblo……
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