“La vida de los muertos está en
la memoria de los vivos…”
(Cicerón)
El primer día de octubre se celebró el Día del Periodista en el Perú. Con tal ocasión, los hombres de prensa trujillanos recibieron una serie de homenajes.
La mayoría de ellos se prolongaron hasta el fin de semana, pues la fecha original coincidía con los comicios municipales y regionales.
Como es tradicional, después de la ceremonia central del Colegio de Periodistas, en el salón consistorial de
Luego de la acostumbrada distinción a los periodistas más destacados y la presentación de Juan Carlos Zaplana, jefe del Área de Asuntos Corporativos Norte de la importante firma, de su reemplazante Nicolai Álvarez Cartagena, surgió una interesante idea en la mesa que tuve la suerte de formar parte.
Comentábamos que en celebraciones similares se congratula a los periodistas en vigencia, pero se olvida por completo a los amigos que compartieron con nosotros en las salas de redacción y en la búsqueda de la noticia que partieron a la eternidad.
Casi por impulso natural extraje un papel y comencé a anotar sus nombres con la idea de escribir un artículo evocándolos ahora que se acerca el Día de los Fallecidos.
La ceremonia protocolar estaba por concluir cuando uno de los presentes me animó a pedir la palabra, fuera de programa, para recordarlos.
Así lo hice, dialogué brevemente con Juan Carlos explicándole lo trascendente que sería nombrar en esta fiesta del periodismo a los amigos de siempre. Aquellos que hoy descansan en la gloria del Señor.
No hubo réplica. De inmediato dispuso que se anunciara la breve intervención.
Sin lugar, ni tiempo para preparar nada, solicité a la concurrencia apenas un minuto para dedicarlo a los periodistas que ahora ya no están con nosotros.
Al pronunciar cada uno de sus nombres, el silencio fue interrumpido con un sentido “Presente”, coreado por el auditorio.
Así recordamos a los colegas del diario
A nuestro “Flaco” Jorge Salcedo Rocca, reportero gráfico de SATÉLITE, quien dejó un profundo vacío en esta sala de redacción.
Así mismo, a los doctores Eduardo Quirós Sánchez y Carlos Burméster Barrionuevo, Lucio Ponce Castro, Samuel Cabrera Arqueros, César Rojas Ayesta, Roberto Bazán Cabrera y Carlos Benites Araujo.
Simultáneamente, sus sonrientes rostros se reflejaron en nuestra memoria y, desde el infinito, deben haberse regocijado al saber que los tuvimos en cuenta en esta cita.
Es de esperar que en las próximas reuniones de periodistas se instituya mencionar sus nombres en honor a su existencia presencial a nuestro lado.
Al final, diremos como el filósofo romano Lucio Anneo Séneca que ellos no han muerto. Únicamente nos adelantaron en el camino…
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