La bola rebota en el parante y retorna al campo. El error salvó a Vallejo de la derrota...
La noche del sábado apenas igualó,
sin abrir el marcador, con el Sport Huancayo que le hizo pasar varios momentos
de angustia.
Desde el saque, la visita salió a imponer condiciones
exigiendo al máximo a la zaga local y en postrera instancia a Libman.
Los “poetas”, por su parte,
carecieron de esa cuota de efectividad que se requiere para ser contundente. El
goleador Chávez no aparece.
En todo el encuentro no lograron dar
tres pases consecutivos. Y, cuando la precisión se ausenta, los buenos deseos
se desvanecen.
El resultado hubiese sido peor aún
si Figueroa, a los veintisiete del primer tiempo, convierte el penal que originó
una falta de Cruzado dentro del área.
Con Salomón vencido, el balón
impactó en el parante derecho y terminó siendo rechazado por un atento defensa.
Navarro, en el complemento, sacrificó
a Montes para dar una nueva oportunidad a Cobelli, quien tuvo ocasión de jugar
45’ completos.
Otra vez, el argentino desaprovechó
la oportunidad para demostrar sus condiciones. Se le notó algo precipitado. Está en deuda.
Más tarde ingresaron Cedrón y Chiroque,
aunque no llegaron a ser gravitantes como la afición lo hubiese esperado. A
propósito, vale destacar el incansable aliento de la barra donde se lucen las
“chicas poetas”.
Tras el resumen, Libman tuvo más
trabajo que Pinto bajo los tres palos.
Es que la consigna del once andino fue
salir siempre para adelante. Buscar el gol. Atacar. Propuso. Tuvo la iniciativa
la mayor parte del duelo.
Por su parte, la UCV tiene que
motivarse más. Privilegiar el manejo adecuado de la pelota. Asociarse para
atacar con el firme apoyo de la volante y explotar las salidas por las puntas.
Cada uno sabe lo que debe hacer en
su puesto. Esmérense en cumplir las órdenes del técnico. Pongan lo suyo.
Recuerden que existe un objetivo por
delante. No permitan que los de arriba sumen de tres en tres y la Vallejo solo avance
de uno en uno…
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